Por lo menos hasta el actual proceso electoral la figura de candidatos independientes (¿de qué o de quién?) no han cuajado, debido principalmente a las pesadas exigencias legales impuestas a quienes aspiran participar electoralmente por esa vía. Pero es oportuna la interrogante ¿de qué o de quién son Independientes? Hay quien asegura sería más apropiado el término de “sin partido” que el de “independientes”. Pero, al margen de cuestiones semánticas, la figura no ha prosperado en nuestro sistema electoral por la inequidad inherente en la ley que la creó pues un ciudadano cualquiera carece de los elementos estructurales propios de los partidos y la capacidad económica para sostener un equipo recabador de firmas. Solo casos excepcionales han alcanzado el registro y logrado el triunfo. Además, por el momento, la elevada gama de oferta partidista pone al alcance con menor esfuerzo una candidatura a cargo de elección popular, sin desembolso económico, aunque no en todos los casos, pues como es sabido la venta de candidaturas de regidurías para arriba sigue vigente.