Acurrucada, escondida bajo los bastidores de una cama, lejos de los días de vino y rosa de su presidencia, la policía boliviana encontró y capturó a Jeanine Añez, expresidenta de facto en el país andino, está acusada de fraguar el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019. Se le aplican “medidas cautelares consistente en la detención preventiva […] por el tiempo de seis meses». En acción sincrónica también fueron capturados dos de sus ex ministros y, juntos, trasladados a La Paz. Este es un auténtico affaire, útil para demostrar que en la política como en la vida todo es como una tómbola: hoy arriba, mañana abajo.