domingo, diciembre 22, 2024

Entre la ambición y la envidia…

Decía Inmmanuel Kant (1724 – 1804) “El estado natural de los hombres, no es de paz, sino de guerra; cuando no de guerra abierta, de guerra que puede estallar en cualquier momento”…

Con lo que definitivamente no estoy de acuerdo, a pesar, de que a través de la Historia de la humanidad no ha habido un solo lapso de tiempo en que no haya habido guerras.  Actualmente, según Wikipedia, son 57 los conflictos armados entre guerras civiles y entre naciones…

Incluyendo por supuesto a México, donde la guerra al narcotráfico causa muchas más muertes de las que hay en otros países que están en abierta guerra con otras naciones.  Un promedio de 100 homicidios al día, no es cualquier cosa…

A pesar de que el Presidente López Obrador, reconocido ya como el mitómano más grande de los tiempos modernos, dice que vamos bien y que la violencia ha disminuido…

Y no comulgo con las ideas del prusiano Kant; porque las guerras siempre tienen un fondo económico que despierta la ambición de las demás naciones; o, mejor dicho, la envidia de ciertos grupos sociales…

Entendiendo por envidia, no solo el deseo de tener lo que otros tienen, sino el deseo de que ellos ya no lo tengan; por lo que bien podría definirse como el hambre del espíritu, que no encuentra su lugar dentro del mundo.  Consecuentemente no reconoce lo que es suyo; luego entonces, desea lo que otros tienen…

Propio al tema, recordar a Jean de La Bruyere (1645 – 1646) “El esclavo tiene un amo; el envidioso muchos”.

En síntesis, la envidia hace presa de quienes no se conocen a sí mismos, o de las naciones que han perdido su identidad, e ignoran cuál es su papel en este mundo, es decir, que no saben qué es lo que vinieron hacer al Planeta; y creen que teniendo lo que otros tienen, van a ser felices.  Que a fin de cuentas el ser felices es la única razón por la cual venimos a esta vida…

Quien le diga que venimos a sufrir, a pagar lo que hicimos en otras vidas, o a servir a Dios; es un individuo adoctrinado por las nefastas religiones y los charlatanes que dicen ser sus representantes…

A esta vida se viene a ser feliz, solo un enfermo puede decir que vino a sufrir.  Se llama masoquismo; y aun así, para esos enfermos sufrir es una forma de ser feliz.  A cuántas mujeres les va como en feria y ahí están.  Sufre que te sufre y quejándose de lo lindo; pero ahí están…

El problema radica, en que cada quien es feliz a su manera, es decir, que lo que hace feliz a uno, no puede hacer feliz a los demás.  El dinero y el poder, que es lo que la mayoría ambiciona, son pasajeros; y ocasionan gran amargura y desasosiego el perderlos…

Cabe agregar, que la felicidad tiene una íntima relación, por no decir una absoluta dependencia del estado de salud de cada individuo.  “Men sana in corpore sano”.  Decimo Junio Juvenal (60? – 128?) de quien, a pesar de su trascendencia, no se conocen las fechas exactas de su nacimiento y muerte; pero se deduce por los nombres de los personajes que aparecen en sus obras

Y vaya que tenía razón; pues nadie puede pensar sanamente si está enfermo.  Desear lo que otro tiene, no es estar sano.  Por lo que la paz, podría decirse que es un estado de salud; tanto como lo es la belleza y la alegría…

“Mide tu estado de salud, por la simpatía con que miras las mañanas y la primavera”. que no las mañaneras- solía decir Henry David Thoreau (1817 – 1862) autor de La Desobediencia Civil.  Nada más, ni nada menos

Pero no todo el mundo está en guerra; o en pie de guerra, ni armándose hasta los dientes como piratas del Caribe.  Según podría razonarse, siguiendo el modelo hipocrático, para no meterse en guerras, habrá que hacer lo que hacen los que no andan metidos en ellas, internas o externas…

Como el Maestro Hipócrates (460 – 370) hacía al estudiar a los sanos para saber por qué no se habían enfermado.  Pero como siempre hemos sido una sociedad enferma, envidiosa de lo que otros tienen, no hay modo de que las cosas se compongan…

Mucha tecnología y mucha ciencia, ciertamente; pero a costa de qué ¿de destruir al Planeta?  Cada vez estamos peor.  En todos sentidos estamos abandonados a nuestra suerte; traemos al santo de espaldas dirían por ahí, y a las Autoridades, que se dicen demócratas, les vale gorro, lo que quieren es salir de la quemazón que ya viene…

Habrá que salir adelante como personas; porque como nación no parece que haya mucho futuro, encajados en este mundo de indolencia, corrupción, mentiras y cinismo del que nadie quiere desprenderse.  Habrá que hacer lo que hacen los que no están en guerra, los que no están enfermos.

Y desde luego por aquí nos encontramos desde tempranito, si el Sol me presta vida.

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