Por el gran viraje del presidente del CEN priista, Alejandro Moreno, nos hemos entregado al vicio especulativo y en la mayoría de los casos se ha sentenciado el fin de la Alianza “Va por México”. “Se desintegra la Alianza”, “Rompen PAN y PRD con el PRI”, etc., como si “Alito” fuera el PRI o pudiera sustituir con su versátil voluntad el destino de esa organización otrora hegemónica en el quehacer político del país. Por supuesto, nadie ignora ni podría negar el impacto político causado a la Alianza por las desventuras personales y aciagas consecuencias de las pasadas acciones del presidente del PRI, sin embargo, sería ingenuo suscribir que no era probable, pasando por alto los antecedentes de Alejandro Moreno y la metralla dirigida en su contra por sus denostadores, que al final lo “doblaron”; erra variable el cálculo sobre cuánto podría resistir, y a la vez era una de las constantes que permeaban en el ambiente pues señalaban al riesgo inminente de que sucumbiera. Era cuestión de tiempo, pues, con la espada de Damocles en vilo, y expuesto al intenso fuego, el caparazón se abrió poniendo al descubierto la trama desertora. No obstante, de la Alianza “Va por México” el esquirol no es su el PRI sino su dirigente, quien de ninguna manera está al nivel de una institución política más grande y permanente que los hombres que la integran. En base a esa lógica, se entiende que será preciso recomponer la estrategia opositora partiendo del supuesto que el tiempo de la traición no fue del todo desafortunado, pues peor hubiera sido que esta aflorara en las goteras del proceso electoral o de la elección misma. Los tiempos señalan que dentro de dos años ya habrá nuevo presidente(a) en funciones, es decir, los contendientes políticos ya van en la ruta crítica a la conquista del electorado, y aunque actualmente la pugna se aprecia muy dispareja y es subrayable la ventaja del oficialismo, durante los 21 meses faltantes para el día de la votación podrían suceder muchas eventualidades, tienen que ver con la economía, la inseguridad, la Salud, el contraste entre discurso y realidad, los Estados Unidos y tendríamos que agregar a los grupos “muy poderosos” al amparo del crimen organizado, según reconoce el presidente de México. Sin duda, son factores que estarán presentes en el escenario electoral; tal será, además, un pesado expediente para el INE y el Tribunal de la materia electoral. Aclaramos, no asumimos facultades de agorero respecto a nuestro futuro político electoral, lo expuesto es solo elaboración especulativa en base a la información a nuestro alcance.