Bueno, resulta que en nuestro país las personas no son de derecha o de izquierda según la ideología que manifiesten; no son liberales o conservadores por su apertura o cerrazón en favor de los intereses populares; no son patriotas o traidores a la nación porque defiendan o ataquen a México; no son aliados o adversarios porque trabajen o estén en contra del gobierno.
No.
En México se es una cosa y otra de las mencionadas simple y sencillamente ¡por decreto presidencial!
Y con lo anterior quiero decir que el Presidente ha llevado las cosas en sus mañaneras (que parece es lo único que hace en su investidura) a tal extremo que insiste en proclamarse como el único que puede definir la orientación política, la lealtad y la visión de todos y cada uno de los ciudadanos.
Que si usted no defiende hasta la ignominia a la Cuarta Transformación, es un enemigo.
Que si no comulga con todo todo todo lo que se le ocurre a AMLO, es un reaccionario.
Que si no ataca e insulta a los opositores al régimen, es un judas.
(Hago un aparte porque recuerdo y les cuento dos frases geniales que alguna vez vi escritas en las defensas de un camión de carga. La delantera decía, muy filosóficamente: ‘El materialista dialéctico» y en la de atrás se podía leer: «Es Judas, no jodas»).
Pero de regreso a nuestra complicada realidad, estamos sufriendo desde la tribuna de la Presidencia de la República un golpe de estado en contra de la taxonomía.
El patriarca de la 4T quiere reservar en exclusiva la capacidad de definir el pensamiento y las acciones de todos los pobladores de este hermoso país.
Dice, por ejemplo, que hay 25 millones de conservadores que están en contra de su partido (al que socarronamente insiste en llamar «movimiento»), y deja a su personal y libre interpretación la presunción de que hay cien millones de mexicanos que están con él.
Lo cierto es que hay, además de los conservadores, otros 25 millones de liberales que tampoco están con él, y muchos millones de indecisos que cada vez más se están decidiendo por el bando contrario.
En mi caso personal, al igual que una cantidad creciente de compatriotas, yo me declaro conservador.
Lo soy porque quiero conservar la unidad de todos los mexicanos.
Lo soy porque quiero conservar la Constitución.
Lo soy porque quiero conservar y acrecentar la democracia que hemos construido con tanto esfuerzo.
Soy conservador en ese sentido, ¿y usted?