Por Edgar Hernández*
¡Será melón, será sandía!
Acaso desapercibido el cambio de corcholata por un corcholato entre la chairiza que le vale madre por quién aplaudir o por quién votar, no así para la opinión pública y los partidos de oposición que observan, tras la visita de Adán, lo sencillo que resulta a los morenos bajarse los calzones y darlas sin que se las pidan.
Y es que si los morenos están dispuestos a votar por dinero y poder ¿Por qué no lo podrían hacer por otro candidato o partido que les prometa beneficios iguales o mayores?
Máxime en momentos en que la república observa el decantamiento de la 4T y el precipitado desgaste de López Obrador en el ocaso de su mandato. Pareciera que el legendario septuagenario está dando palos de ahogado.
La más cercana manifestación de deslealtad y manifestarse “con el ganador hasta que pierda”, la dio el pasado jueves Cuitláhuac García.
No sacó el cobre, sólo mostró de qué está hecho.
Luego de dos años de arrastrarse por la Sheinbaum y la comadre de ésta, Rocío Nahle, de pronto arría banderas, cambia de señal y se entrega a Adán, dueño del Paraíso Terrenal.
“¡Te queremos Adán Augusto!”, fueron las emotivas palabras que pronunció el gobernador del estado en su discurso de bienvenida al secretario de gobernación, en su primera parada, como parte de una gira por todo el país.
Sin escatimar lisonjas y olvidando los tumultuosos actos en favor de la ya no tan favorita del presidente, toda la propaganda millonaria en favor de su candidatura, el Cui dijo a don Adán, luego de mandar al carajo a la caída corcholata:
«Para nosotros, para Veracruz es un gran gusto, un orgullo que nos visite quien tiene a cargo la gobernabilidad del país, nuestro querido amigo Adán”.
Quedaba para el olvido aquella “¡Querida Claudia!” de Cuitláhuac, a quien en su última visita a Veracruz el pasado noviembre, desde Tuxpan a donde le llevó 9 mil aplaudidores, le expresó: “Amiga, para nosotros es un orgullo que nos visite; su presencia es una fiesta para la democracia. ¡Estamos con usted!”.
Pero, de pronto, todo cambio. Claudia ya no cargaría los peregrinos y el amor de Cuitláhuac por “#Es Claudia” no lo sería más.
Fue tan abierto el descaro del gobernador en favor de Adán que AMLO seguramente diría: “imagínense primero está con una y luego con el otro… es de que así no, ¡No!”.
Muy seguramente el veracruzano recibió la orden de Palacio Nacional y no precisamente del Peje que andaba de elevadorista de Biden y Trudeau de apoyar al corcholato en el inicio de su gira por toda la república, pero como buen cirujano chairo en lugar de usar bisturí, el Cuícaras utilizó un hacha.
Simplemente se le tiró al piso.
Lo hizo desde que lo llevó a “La Parroquia” de Veracruz, antes del acto oficial del WTC de Boca, en donde no lo dejaba ni respirar; se le embarraba y no cesaban los hinchas chairos de gritar “¡Presidente, Presidente!”.
Vaya hasta se la perdonó a su archienemigo Sergio Gutiérrez Luna, quien ya no fue hostilizado ni corrido de la gira. Es más, ya le vieron hasta espolones para la gubernatura.
¿Y la Nahle?, le preguntaron.
Solo guardó silencio.
Creo que se enteró que es de Zacatecas, que es corrupta, mentirosa y que Dos Bocas, fue un fracaso, creo.
El punto es que fue muy señalada la desmesura de quien el pasado jueves lo dedicó a la pachanga partidista olvidando su chamba de gobernador.
Fue tanto el respaldo al tabasqueño, que el propio López Obrador tuvo que regresar a Adán Augusto López de su gira, y convocar a todos los gobernadores de Morena del país, para una reunión de emergencia.
En la propia oficina del Secretario, en Bucareli, el líder de Morena, Mario Delgado exigió a los gobernadores a respetar el “piso parejo” para todos los aspirantes sin preferenciar a alguno en lo particular.
La fotografía del acto hecha pública por “La Jornada”, en donde se ve devastado Adán López es muy ilustrativa, al igual que la actitud de “¡Yo no fui!” de Cuitláhuac que se refugió en la faldas de Sheinbaum y no se le despegó en todo el encuentro.
Así lo muestra en la fotografía oficial (anexa).
“¡Simpatizo con uno de los aspirantes!” -(¿Uno de los aspirantes o una?-, declararía más tarde a la prensa este amigo tan poco hábil para hilar fino.
Su ambigüedad, de nuevo nos dejaría confundidos.
Hoy la pregunta obligada es ¿Así como recibió a Adán recibirá a Ebrard o a su archienemigo Monreal?
Poco se puede confiar en el mandatario quien no sabe distinguir entre la gimnasia y la magnesia.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo