Después de deambular por el farragoso terreno en que tiene metida a la política el presidente López Obrador con su esquizofrenia cada día más marcada, hoy caminaré temáticamente por el oasis de la normatividad lingüística. Démonos una vacación de la iracundia y las confrontaciones estériles.
La regla gramatical dicta que cuando se castellaniza una palabra de otro idioma (es decir, que se integra al uso corriente del español, adaptada a las reglas de éste), el género del término apropiado debe ser el mismo que el de la palabra correspondiente de nuestro idioma.
Pongo ejemplos para aclarar más eso que digo, que luego resulta oscuro para muchos lectores no avezados en el uso de las reglas de la sintaxis.
“Covid” es un acrónimo de la expresión inglesa “Corona Virus Desease”, que traducida al castellano quiere decir “Enfermedad del coronavirus”. De acuerdo con la regla mencionada, debe enunciarse entonces en femenino: “la Covid” (y con mayúscula solamente en la “c” inicial, porque es un acrónimo y no siglas). Así, debemos decir: “La Covid se extendió por todo el mundo a partir del año 2017”.
“CPU”, igualmente, son las siglas de “Central Processing Unit” (que es la parte de una computadora en la que se encuentran los elementos que sirven para procesar datos), que vertida al español significa “Unidad central de proceso”, por lo que se debe escribir: “la CPU” (todo en mayúsculas porque son siglas). Así, debemos decir: «Los elementos que conforman la CPU de un ordenador son la memoria principal, la unidad aritmeticológica y los registros de control».
“Radar” es otro término que se dice incorrectamente, pues es un acrónimo de “Radio Detecting and Ranging”, es decir, “Detección y localización por radio” Debería ser, pues, “la radar”, pero el uso generalizado hizo ley y la RAE terminó por reconocerlo como un sustantivo masculino: “el radar” (recordemos el habla y la lengua de De Saussure, que señala que cuando una expresión incorrecta se universaliza en su uso, se vuelve ley gramatical; es el caso de “murciélago”, que originalmente era “murciégalo”, ratón ciego, por su etimología latina).
Esa misma regla de la traducción aplica para el caso del otro accidente gramatical que acompaña al género, el número.
Veamos el caso de las palabras gringas “pants” y “jeans”. Usadas ya como términos incorporados a nuestro idioma deben expresarse: “los pants” y “los yins” (jeans), aunque mucha gente prefiere decir “el pants” y “el yins”, y su llegan a ser mayoría terminarán por cambiar el plural original a singular en nuestro uso corriente.
Cosas del idioma, que es tan cambiante porque día a día lo ejercemos y lo modificamos millones y millones de usuarios.
¿Y AMLO? Bien, gracias.
PD. Mi sincero agradecimiento a todos quienes me ofrecieron sus entrañables condolencias por la partida de mi hermano René, que ya está en mejor sitio gozando de la gloria del creador.