Él ya lo había decidido. Recurriría a la eutanasia cuando ya no pudiera valerse por sí mismo… y así lo hizo. Pesaba más de ciento veinte kilos, por lo que moverlo incluso entre dos personas, era bastante complicado, por lo que una asistencia en edad avanzada sería imposible. Literal: “No sería una carga para sus familiares y seres queridos”, pensó.
Pero esa decisión difícil la tomó entre los cuarenta y cincuenta años, no más, porque así es el procedimiento en Países Bajos (Holanda) para tener acceso a la Eutanasia. Previo papeleo, exámenes médicos, psicólogicos y hasta psiquiátricos porque la solicitud de la misma debe ser consciente, voluntaria y reiterada.
Países Bajos, pionero de la Eutanasia legal desde 2001, ha sido referencia de seis países que actualmente la contemplan en sus leyes como Bélgica, España, Luxemburgo, Colombia, Canadá y Nueva Zelanda.
En México está prohibida, y la Ley General de Salud es muy clara cuando en su artículo 166 Bis 21,establece lo siguiente: “Queda prohibida la práctica de la eutanasia, entendida como homicidio por piedad, así como el suicidio asistido conforme lo señala el Código Penal Federal, bajo el amparo de esta ley. En tal caso se estará a lo que señalan las disposiciones penales aplicables”.
Sin embargo, hay algunos estados donde se permite el rechazo de tratamientos que prolonguen la vida y le causen sufrimiento al paciente, como es el caso de Veracruz que en noviembre de 2018 aprobó la llamada Ley 782 de Voluntad Anticipada.
La Ciudad de México fue la primera en aprobar la Ley de Voluntad Anticipada desde el 2008. De allí se unieron otros estados como Aguascalientes, Coahuila, San Luis Potosí, Michoacán, Hidalgo, Guanajuato, Guerrero, Nayarit, Estado de México, Colima, Sonora, Oaxaca, Yucatán y Tlaxcala.
Hablar de Eutanasia, definida por la Organización Mundial de la Salud como aquella “Acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente”, siempre ha sido un tema controversial y hasta de espanto entre la población en general. Por un lado, escuchamos expresiones como “¿Quiénes son para decidir sobre la vida?”, “¡Sólo Dios decide hasta cuándo viviremos!”, “¡La vida debe respetarse!”, “¡Dios es el que debe dar y quitar la vida, nadie más!”; mientras por otro lado, se piensa en el alivio del dolor, en un acto de compasión ante enfermedades terminales como el cáncer, entre otras, y hasta en el derecho a tener una muerte digna.
En 2017, la Reunión Médica Mundial tuvo lugar en el Vaticano, para hablar sobre la Eutanasia. Allí, el Papa Francisco manifestó su rechazo; sin embargo, defendió la renuncia a las terapias médicas desproporcionadas, “porque no es que se quiera procurar la muerte, sino que se acepta no poder impedirla”. Recientemente, en octubre del año pasado, el papa Francisco ha pedido “acompañar la vida hasta su fin natural y no dejarse atrapar por esa cultura del descarte”.
Habrá que recordar la frase de un sacerdote católico al pronunciarse sobre el tema: Cuando mueres, la vida vuelve a Dios, y si el sufrimiento la hace imposible, la eutanasia puede verse también como una forma de retornar la Vida al Creador”.
En septiembre de 2022, la diputada Irma Juan Carlos propuso una reforma constitucional en el artículo primero de la Constitución Política para que el derecho a la vida y muerte digna se reconozcan en México. Por lo tanto, estará permitida la eutanasia en los términos que establezca la Ley, sugería; sin embargo, su iniciativa no prosperó por lo que jurídicamente tenemos la reforma del año 2009, donde se prohibió de manera rotunda y contundente la práctica de la Eutanasia.
Pero como toda sociedad sufre cambios y transformaciones, llama la atención los resultados dados a conocer hace unos días por la Asociación Civil Por el Derecho a Morir con Dignidad (DMD), donde refiere que 7 de cada 10 mexicanos de los más de cuatro mil encuestados, están a favor de la eutanasia o muerte asistida médicamente en el caso de que los pacientes se encuentren en fase terminal de su enfermedad. ¿Será que ahora sí llegó la hora de la Eutanasia en México?
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