La decisión de Marcelo Ebrard de anunciar su renuncia a la secretaría de Relaciones Exteriores, posterior, por supuesto, a la cena que tuvo con el presidente López Obrador y las otras corcholatas, deja abierta la puerta para un montón de conjeturas:
La primera, es que deja en claro que su Renuncia y los motivos que la orillan, debió acordarla con López Obrador.
La segunda, que nos expone a un político que sabe de los tiempos, que sabe mover sus cartas, que sabe hacer tiros de precisión y que sabe llevar la batuta en el escenario en que se quiera desenvolver… no así Claudia ni Adán, que aboga una a “esperar los tiempos” (es decir, “no renuncio y cuento con recursos”) y otro, comodín, se ampara en “los tiempos del Señor son perfectos” que no es otra cosa que esperar a lo que le diga su Jefe…
La tercera, es que todo indica que Marcelo se va jugar el todo por el todo, a sabiendas de que puede ser su última carta cuando en este momento, sus circunstancias le pueden ser más favorables que nunca: buena edad, mejor experiencia, mayor campo de acción; pues si no es hoy, las tres virtudes que tiene, en siete años, servirán para nada…
Es claro para muchos, sean morenos, sean oposición, así como ciudadanos de a pie, que en estos momentos Claudia Sheinbaum “se siente” Candidata, no por méritos propios, no por capacidad, no por experiencia, menos por conocimiento, sino porque la circunstancia que la favorece se llama López Obrador, quien la infló al citarla favorita entre sus Corcholatas.
Sin embargo, eso no impide que en un momento dado, la ungida de Morena para este 2024 sea Claudia porque con ello, de cierto modo, AMLO completaría sus aspiraciones de pasar a la historia como el Transformador que abrió el escenario para que llegara a la presidencia una mujer… eso, si la memoria lo permite, porque ni siquiera está como el primer presidente de la alternancia, sino el tercero… quizás “el honor” de ser el más votado…
Si ese escenario se diera, Marcelo tendría dos caminos que tomar:
Aceptar la derrota así como la jubilación anticipada a su proyecto político… o aplicar la de Ricardo Mejía: buscar su propio camino, por supuesto, nomás jalando a la izquierda y no precisamente con el PT… Noroña no creo que le diera tanto chance… queda ese margen que se cita en charlas de café y a veces en alguna encuesta: Movimiento Ciudadano.
Marcelo Ebrard en el partido naranja implicaría generar en el electorado una opción diferente por cualquier lado que se le viera… una opción para quienes aún no les cuadra esa rara alianza PAN-PRI-PRD… una opción para quienes se desilusionaron de Morena… una opción para quienes no le ven tamaño a Claudia… ¡vamos! hasta una opción para a quienes no les gusta la idea de imaginar tener a una mujer como Presidente, porque debe de haber mucho misógino todavía…
Por supuesto que esta sola idea, dentro del panismo se celebraría porque implicaría a cerrarle el paso a Lilly Téllez como candidata, por una razón simplista: de ser la ungida Lilly Téllez, se tendría a tres “morenos” compitiendo por la presidencia en el 2024… Lilly Téllez, neopanista pero salida de las filas obradoristas; Marcelo, ni se diga; y Claudia por supuesto. Por lo que en una de ésas, el PAN podría optar por la triste figura de Santiago Creel (citamos a éste mientras no aparece otro).
Como sea, que quede en claro que esto son puras conjeturas que nacen cuando Marcelo le está poniendo el cascabel al gato rumbo al 2024.