viernes, noviembre 22, 2024

Colombia y la guerrilla del ELN firman acuerdo de alto el fuego

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En una jornada de abundantes citas literarias, donde fueron evocadas las estirpes condenadas a “cien años de soledad”, el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) firmaron ayer un acuerdo de cese el fuego bilateral que permitirá, según las partes, atenuar los impactos de la guerra y garantizar una masiva participación de la sociedad civil y apagar las últimas llamas del conflicto armado más antiguo de América.

El hecho fue calificado de histórico porque, después de negociar con cinco gobiernos a lo largo de cuatro décadas, el ELN rubricó por primera vez un pacto con la contraparte.

Rodeado de las delegaciones de paz de ambas partes y sentado al lado del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, así como del jefe máximo del ELN, Antonio García, el presidente Gustavo Petro dio rienda suelta al optimismo, al asegurar que espera que “en mayo de 2025 cesará definitivamente la guerra de décadas entre el ELN y el Estado de Colombia”.

Díaz-Canel tomó nota de las palabras de su homólogo colombiano, quien agradeció el apoyo irrestricto a la paz de Colombia, al afirmar que sin el concurso de Cuba no se hubiera llegado a este punto de la negociación. Petro reveló que en su reciente encuentro con el presidente estadunidense, Joe Biden, en la Casa Blanca, hace un par de meses, éste le comentó que era una “tremenda injusticia” mantener a Cuba en la lista de países que –según Washington– apoyan al ‘terrorismo’. Decenas de delegados de los países garantes, México entre ellos, escucharon antes a Pablo Beltrán, jefe de la delegación Insurgentes, cuando dijo que si el gobierno logra echar a andar los cambios que por años han esperado los excluidos de Colombia, y si además cumple su promesa de no perseguirlos, “no habrá necesidad de una rebelión”.

El acuerdo fija un cronograma para comenzar en agosto el cese el fuego en todo el territorio por un término inicial de seis meses, con sólidos mecanismos de vigilancia y verificación a cargo de la misión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Colombia, la Iglesia católica y las propias comunidades que habitan los territorios de la guerra.

Danilo Rueda, el comisionado de la Paz del gobierno, declaró a La Jornada que “este silencio temporal de los fusiles traerá enormes alivios humanitarios a millones de colombianos que han vivido por décadas en medio del fuego cruzado”, y se mostró confiado en que una vez cumplidos los primeros 180 días de cese el fuego, “las partes lo prorrogarán hasta hacerlo definitivo”.

Frente a las eventuales dificultades derivadas de la existencia de otras fuerzas irregulares, con las que aún no se han formalizado mesas de diálogo, Rueda explicó que se trabaja en la búsqueda de mecanismos para evitar choques. Fuentes cercanas a la mesa dijeron a La Jornada que los “elenos” (cómo se denomina en Colombia a los integrantes del ELN ) han enviado mensajes a las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aún en armas, para acordar un cese a los enfrentamientos armados que sostienen en varias regiones del país donde se disputan el dominio territorial.

Además de mantener funcionando la mesa con el ELN, el comisionado de Paz de Petro ha tenido acercamientos con dos disidencias distintas de las antiguas FARC, una de ellas encabezada por Iván Márquez, quien fuera jefe de la delegación de esa guerrilla en las negociaciones con el gobierno de Juan Manuel Santos.

Se ha reunido con comandantes que nunca se acogieron a los acuerdos de 2016, manteniendo hasta hoy sus estructuras en 11 de los 32 departamentos de Colombia. Según fuentes militares, estos grupos irregulares tienen unos 6 mil hombres en armas con un considerable poder de fuego, así como sólidas finanzas. El desarrollador de la estrategia de “Paz Total” de Petro, el comisionado Rueda, sostiene conversaciones con estructuras paramilitares vinculadas a diversas economías ilegales como el narcotráfico, el contrabando y la minería ilegal. Un alto el fuego pactado con el Clan del golfo, el más poderoso grupo paramilitar del país, fue suspendido en abril tras sucesos de violencia.

Para completar este rompecabezas de más de cinco décadas de violencia acumuladas e irresueltas, Rueda se ha internado en los barrios empobrecidos de la periferia de las grandes ciudades para conversar con los líderes de centenares de pandillas juveniles que ejercen el control territorial, social y económico mediante la fuerza.

Por eso, en medio de un panorama de violencias varias que se cruzan en el campo y en los centros urbanos del país, los observadores internacionales que acompañan el proceso de negociación de los “elenos” no disimulaban este mediodía una gran satisfacción por la firma del cese el fuego ni ocultaban su asombro por el uso que hicieron Petro y Antonio García de la misma cita literaria, el primer párrafo de La Vorágine, escrita en 1924 por José Eustasio Rivera: “Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”. El próximo ciclo de las negociaciones de paz entre el gobierno y el ELN volverá a Caracas el 4 de agosto.

México felicitó ayer a las delegaciones del gobierno de Colombia y a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional por haber acordado un cese el fuego temporal en el tercer ciclo de negociaciones de la Mesa de Diálogos de Paz, que cerró ayer en La Habana.

La Secretaría de Relaciones Exteriores destacó en un comunicado que los acuerdos concretados corresponden a los puntos 1 y 5 del “Acuerdo México”, que estableció la agenda y hoja de ruta definitiva de las mesas rubricadas en la Ciudad de México el 10 de marzo pasado, como resultado del segundo ciclo de negociaciones.

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