No es siquiera algo nuevo: desde hace años, la autopista Puebla-Veracruz está en manos de delincuentes, que un día sí y otro también asaltan, despojan y asesinan a quien tiene la desgracia de toparse en su camino.
Están ampliamente documentados los asaltos que desde la zona del municipio poblano de Esperanza hasta La Tinaja se cometen principalmente contra operadores de transporte de carga, con la evidente complicidad de quienes se supone resguardan esa autopista: la policía federal antes, la Guardia Nacional en la actualidad.
La zona de las Cumbres de Maltrata, antes de bajar a Ciudad Mendoza y Orizaba, es hoy por hoy la más peligrosa de esa autopista –que por ser de cuota, se supone debería garantizar mayor seguridad que un camino federal o estatal-, pues en todo ese tramo operan delincuentes fuertemente armados que no dudan en asesinar a quienes se resisten a ser atracados violentamente, sean transportistas, autobuses de pasajeros o vehículos particulares con familias.
En los últimos años la inseguridad en esa carretera se ha incrementado exponencialmente, sin que ninguna autoridad se haga cargo y mucho menos responsable: ni las federales, que es a las que les corresponde directamente, ni las de los estados de Puebla y Veracruz, que han optado por escurrir el bulto, cuando no simplemente negar lo que sucede, así les pongan las fotografías y los videos en la cara.
Así sucedió hace unas semanas, cuando tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como el gobernador Cuitláhuac García negaron que se registrara un asalto masivo contra automovilistas varados, a pesar de que se publicaron en las redes videos de cómo los delincuentes iban a los vehículos a asaltar a los conductores y cómo algunos de éstos daban la media vuelta intentando huir y evitar el robo. “Fue un montaje”, “no es cierto”, se atrevieron a decir las autoridades.
¿Qué van a decir ahora que los delincuentes –que a pesar de las múltiples denuncias, operan a sus anchas- mataron a un militar retirado, que trabajaba como escolta de un conjunto de música regional?
La madrugada de este martes, Jorge Morales Hernández, de 48 años de edad, Subteniente de la Secretaría de la Defensa Nacional en retiro y escolta del grupo Fuerza Regida, recibió varios balazos durante el enésimo intento de asalto cometido a la altura de las Cumbres de Maltrata. Viajaba junto con otros integrantes del equipo de seguridad, procedente de la Ciudad de México y con destino a Cancún, donde tendrían una presentación. Hombres armados les ordenaron detenerse y al no obedecerles, los rociaron de balas de alto calibre. Jorge Morales Hernández fue gravemente herido y murió más tarde en el Hospital Regional de Río Blanco.
Si la víctima del crimen hubiese sido un ciudadano común, no habría pasado de ser una nota más de la sección policiaca de los medios –de hecho, esa misma madrugada, otro automovilista fue herido en esa misma zona y probablemente por los mismos delincuentes-; como se trató del integrante de un conjunto musical con alguna resonancia en el ámbito de los espectáculos, la información tomó otra dimensión, a pesar de lo cual, el gobernador de Veracruz no dijo “esta boca es mía”, a diferencia de cuando agrede jueces, magistrados, ministros y opositores a su gobierno.
Lo peor de todo es que esa autopista no es la única vía de comunicación en Veracruz infestada de delincuentes. Nos han robado el derecho al libre tránsito, mientras las autoridades dicen y publican estupideces viajando con guaruras, en vehículos blindados. Seguro desde ahí no se siente igual la inseguridad.
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