El COVID-19 produjo cambios significativos en todas las naciones. Nuestra vida cambió en muchos aspectos. La forma tradicional de hacer las cosas se alteró, y la transición hacia una sociedad híbrida se aceleró notoriamente. ¿Qué es la sociedad híbrida? Básicamente un nueva forma de organización de las relaciones entre individuos, que combina elementos tradicionales y digitales, lo que está produciendo nuevas maneras de hacer, de comunicarnos, nuevos objetos, nuevas prácticas, lo que define a la vida post pandémica. Posiblemente el ejemplo más claro, pero no el único, sea la masificación de las conferencias virtuales de negocios, educativas y de esparcimiento mediante plataformas que crecieron explosivamente como ZOOM, Google Meets, y otras.
La nueva convergencia tecnológica está dando lugar a un futuro heterogéneo y combinado, en el que las interacciones digitales y físicas son cada vez mayores. Por ejemplo, el ejercicio comunicativo tradicional, como los diarios impresos, casi desaparece, sustituido por los medios digitales y el uso masivo de las redes sociales, lo que denominan “periodismo híbrido”.
En este nuevo modelo, los comunicadores disponen de nuevas tecnologías, herramientas digitales de edición de textos, audios y videos, computadoras, dispositivos móviles y aplicaciones para reuniones a distancia, con horarios de redacciones que funcionan las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Se trata de periodistas multisoporte que crean y difunden contenido a través de múltiples canales y y una gran cantidad de medios de comunicación.
Estos nuevos profesionales de la comunicación requieren estar capacitados para trabajar en entornos digitales, adaptando su contenido a un mundo mediático que constantemente evoluciona, buscando captar al mayor volumen de influencia en las audiencias. Este fenómeno va de la mano con otras novedosas condiciones: la inmediatez (prácticamente todo se difunde en forma casi instantánea), la visibilidad (es muy dificil ocultar algo, sobre todo si se trata de algo pernicioso), la infodemia (la gran magnitud de información, que hace imposible su total asimilación y que por ende permite que circulen y se asuman muchas informaciones falsas, las “fake news”) y el hecho de que prácticamente cualquier persona con acceso a un teléfono móvil puede convertirse instantáneamente en reportero.
En el ámbito académico no es diferente: los procesos educativos se han visto orillados a adoptar modelos híbridos para generar nuevas zonas de aprendizaje. En estos modelos se combinan métodos de enseñanza tradicionales, que no es conveniente desplazar, como la lectura y las actividades que fomenten el pensamiento crítico y, por otro lado, el desarrollo de habilidades digitales, para que los procesos de enseñanza-aprendizaje se adapten a las nuevas condiciones sociales, a las demandas específicas del mercado y los niños y jóvenes tengan oportunidad de acceder adecuadamente a los grandes volúmenes de información que hoy están disponibles.
Consecuentemente, es inevitable que la educación sea cada vez más híbrida y multidimensional, facilitando ambientes formativos donde los estudiantes aprendan a su propio ritmo y en su propio entorno. Bien manejadas, las herramientas educativas digitales permitirán que se enfaticen las habilidades innatas y se facilite el aprendizaje de temas complejos como el pensamiento abstracto.
Adaptándose continuamente a las necesidades cambiantes de las sociedades, la tecnología desempeñará un papel más decisivo en los modelos pedagógicos, de gestión y administración escolar que soportan el proceso de enseñanza y aprendizaje; herramientas como la realidad virtual y la realidad aumentada permitirán diseñar y explorar mundos virtuales, y experimentar nuevas formas de conocimiento e interrelación. Las fronteras del conocimiento se irán difuminando y todo indica que habrá un gran acercamiento intercultural.
Otro aspecto relevante es el trabajo híbrido. Este modelo de actividad profesional también está en aumento; ya es significativa la cantidad de personas trabajando en un entorno que combina el trabajo en la oficina y a distancia (desde cualquier lugar). Según la encuesta del Pew Research Center, realizada en febrero de 2023, sólo 12% de los trabajadores con capacidad para trabajar de manera remota lo hacían en su oficina de tiempo completo. La mayoría de ellos acude a su centro de trabajo dos o menos días por semana.
Esto permite a los empleados lograr un equilibrio más saludable entre la vida laboral y personal, lo que ha generado mayor productividad e innovación en las organizaciones. La tendencia da testimonio de la adaptabilidad y la eficacia de los trabajadores modernos que han asumido la nueva realidad del mercado. También es una indicación de que el futuro del trabajo es híbrido y las empresas deben adaptarse o correr el riesgo de volverse obsoletas. Tampoco es menor la reducción de costos en traslados, desperdicio de horas-hombre, riesgos, costo de espacios físicos y arrendamientos y depreciación de activos, en beneficio de los rendimientos y la eficiencia.
La propia tecnología también experimenta un cambio hacia entornos híbridos. Según el estudio de IDC FutureScape 2022: Predicciones e implicaciones en Latinoamérica, para 2023, el 80% de las empresas estarán usando herramientas almacenadas en espacios virtuales (“la nube”), evolucionando hacia metodos que combinan recursos propios/locales y aprovechan la inmensidad del espacio digital para lograr mayor flexibilidad y eficiencia, mediante el uso remoto de poderosos servidores, mega computadoras y centros de almacenamiento y procesamiento de datos.
Un informe de Gartner prevé que los servicios en “la nube” crecerán exponencialmente en los próximos años, y representarán más del 45% de todo el gasto empresarial en Tecnologías de la Información (TI) en 2026. Aumentar la agilidad de las TI mediante conexiones accesibles, confiables y bien protegidas desde los usuarios hasta los proveedores de servicios digitales en “la nube” y una gestión coordinada y flexible de los espacios virtuales públicos y privados, con el soporte de la TI, es la única manera viable de enfrentar con éxito los desafíos que impone la 4ª Revolución Industrial a todos los actores económicos.
En el mismo sentido, las energías limpias, particularmente la movilidad eléctrica y los vehículos autónomos, van a cambiar la forma en que actualmente nos desplazamos, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles, mejorando la seguridad vial, reduciendo accidentes, bajando costos, achicando los tiempos de traslado e incidiendo positivamente en la eficiencia. Por ahora, está claro que el futuro inmediato de los transportes terrestres será híbrido y eléctrico. Según Mordor Intelligence, el mercado de vehículos híbridos prevé una tasa de crecimiento anual compuesta del 28.9% en los próximos 5 años.
Como es fácil observar, los nuevos patrones de movilidad tenderán a sustituir el esquema tradicional de libre conducción humana por la conducción asistida, lo que modificará el perfil laboral del transporte, pero abre un abanico inmenso de posibilidades para el diseño, la planeación urbana, el entrenamiento de nuevos expertos en mantenimiento y reparación de esos vehículos, programadores de tráfico, medidores de impacto ambiental y muchas otras posibilidades. Surgirán nuevos retos, como el de dar un destino útil y sustentable a los millones de motores de combustión que habrán de deshecharse, pero también grandes oportunidades de negocio como los centros de recarga energética en ciudades y carreteras. Pero sin duda, la exigencia inexcusable en la reducción de emisiones y la necesidad de eficientar los ciclos económicos, serán lo que más impulse a esta renovación en el trasporte.
Otro ámbito social beneficiado directamente por la combinación de herramientas en el concepto híbrido es la telemedicina. Se trata la atención médica capaz proporcionar servicios sanitarios a distancia. Mediante la mezcla de hardware, software y servicios de red, que incluye computadoras, cámaras, equipos de videoconferencia, dispositivos de monitoreo de salud y sistemas de almacenamiento y transmisión de datos, como internet, comunicaciones satelitales e inalámbricas, pero también de robots quirúrgicos manipulados a distancia y procesadores de imágenes diagnósticas.
Mediante procedimientos virtuales, los médicos evalúan las condiciones del paciente, diagnostican, prescriben e incluso pueden practicar, desde Londres, una neurocirugía a un paciente hospitalizado en Nueva Dehli. Parece ciencia ficción pero hay que decir que ya es un hecho cotidiano. Hoy, la mayor parte de los equipos de electrocardiografía tienen la programación para hacer diagnóstico sin la intervención del médico, y es apenas el comienzo. La tendencia es que las herramientas digitales se convertirán en el principal instrumento de diagnosis, toda vez que un procesador dotado de la información adecuada es capaz de evaluar decenas de signos y condiciones, que pueden pasar desapercibidas al médico y, sobre todo, correlacionarlas y compararlas con millones de casos anteriores, incluyendo el análisis de imágenes y muestras microscópicas, secuencias de ADN, etcétera.
Por supuesto, es crítico para la telemedicina garantizar la capacitación adecuada de los profesionales de la salud, que deben certificarse en la utilización de estas nuevas herramientas y, tomar las decisiones finales. Esto plantea un gran cambio evolutivo en el perfil profesional del personal sanitario, pero es una gran herramienta que facilitará el diagnóstico oportuno, aumentará drásticamente la capacidad operativa de los sistemas de salud, reducirá sus costos, optimizará los tratamientos y, lo más importante: podrá profundizar activamente la medicina preventiva.
Con la llegada de la digitalización y la automatización, muchas tareas rutinarias están siendo reemplazadas por máquinas y algoritmos, es inevitable. El futuro híbrido plantea nuevos desafíos para todos, tanto en el mundo laboral como políticas y regulaciones. Adaptarse a este nuevo paradigma exige nuevas habilidades técnicas y sociales, así como una mentalidad abierta al cambio. El futuro híbrido ya está aquí, y es fundamental estar preparados para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece. De otro modo, esta nueva realidad nos superará.
Ideario en Perspectiva.
Recientemente se presentó el proyecto de Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2024. Este incluye recortes significativos en áreas vitales que podrían impactar a la sociedad mexicana. Es fundamental cuestionar el efecto que estos recortes tendrán en la salud, calidad de vida y derechos humanos de los mexicanos.
Además, es importante considerar si este presupuesto apoya la educación, reforzando su papel crucial en la formación de ciudadanos críticos, informados y comprometidos con la democracia.
Finalmente, en un escenario de anticipación político-electoral, debemos reflexionar sobre las implicaciones que la desobediencia legal de las autoridades y actores políticos tiene en la confianza, legitimidad y estabilidad del sistema democrático.