Efectivamente, al parecer ha habido cambios sustantivos en lo relativo al procedimiento seguido por los partidos para escoger sus candidaturas a cargos de elección popular, aunque queda por comprobar si ahora la metodología es más democrática que antaño, es decir, si realmente la decisión final es producto genuino de la voluntad ciudadana o sigue prevaleciendo la voluntad de un solo hombre o de una elite, como en los tiempos de la hegemonía priista. Desde luego, entre los cambios podemos anotar la importancia adquirida por el Congreso federal, porque debido al movimiento de la correlación de fuerzas políticas resulta altamente importante para todo partido conseguir la mayoría calificada para con ese bagaje poder hacer las reformas constitucionales que se deseen. De allí el constante llamado del presidente López Obrador a sus huestes, como lo hizo en su campaña, para conseguir el “carro completo en la elección de 2024; es decir ganar la presidencia y alcanzar la mayoría calificada en el Poder Legislativo. Como sabemos, en este Poder operan tres mayorías: la relativa, la absoluta y la calificada; la primera se logra con poco menos del 50 por ciento de las curules, la absoluta teniendo más del 50% pero menos del 66%, superando este último porcentaje (66.6%) se logra la mayoría calificada. Es obvio cómo ahora los partidos o alianzas cuidan de ese detalle, porque un Congreso sin mayoría calificada se convierte en el ámbito de discusiones discordantes y el camino a seguir de todo gobierno es buscar, por lo menos la mayoría absoluta; sobra agregar que en esa tesitura se pierde la subordinación de este poder al Ejecutivo. Así las cosas, el principio de la sobrerrepresentación (más del 8%), adquiere fundamental importancia.
Por supuesto, ganar la titularidad del Poder Ejecutivo sigue siendo un objetivo de subrayada importancia porque desde ese sitial es posible negociar con las Cámaras legisladoras en caso de no contar con la mayoría calificada, lo cual por cierto genera una efectiva prevalencia de los partidos con representación en el Congreso. Aquí encontramos una de las causas subyacentes por las cuales MC de Dante Delgado se resiste a participar en alianza, pues como fuerza política al margen pretende convertirse en el gozne de las negociaciones entre los dos Frentes aliancistas, por pírrica que pudiera ser su bancada. En efecto, ha habido cambios en la operación política del país, aunque no sustantivos en Morena porque su metodología recuerda con ciertas variantes a la del PRI, es decir, una voluntad central, la del presidente, que opera como la primera y última instancia de las decisiones. Obviamente, los partidos del grupo opositor quizás estarían haciendo lo mismo, pero ahora están en la oposición, no tienen el Poder Ejecutivo y solo en el Legislativo hacen sentir su presencia. He aquí la trascendencia del resultado electoral de 2024, porque se juega el destino inmediato del país. Justamente dentro de un año ya habrá nuevo@ titular del Ejecutivo y diferente composición del Legislativo, todo queda a la voluntad ciudadana. ¿Nos damos cuenta de eso?