domingo, noviembre 24, 2024

Expectativa política y desilusión social

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El 30 de noviembre de 1992, desde el balcón central del palacio de gobierno de Xalapa, el presidente Salinas de Gortari ofreció a los veracruzanos que con Patricio Chirinos al frente del nuevo gobierno nuestra entidad recibiría beneficios como nunca antes en su historia. El denominador común coincidió en otorgarle crédito a la palabra presidencial porque efectivamente guardaba especial afecto hacia Chirinos Calero, quien un día después, el 1 de diciembre, iniciaría su mandato constitucional para el periodo 1992-1998, la ceremonia de transición de poderes se adelantó porque el primer mandatario quiso estar presente antes de iniciar un viaje fuera del territorio nacional, fue sin lugar a dudas un gesto político muy significativo. Pero, ¡oh decepción! o las expectativas fueron exageradas o los beneficios fueron pírricos porque seis años después el PRI buscaba un candidato con mucha convocatoria para hacerle frente a una oposición embarnecida por triunfos electorales fuera de serie. No era para menos, porque durante el sexenio de Patricio, el Partido Revolucionario Institucional había sufrido estrepitosas derrotas electorales en el ámbito municipal: 54 municipios en 1994 (Veracruz entre ellos) y 107 en 1997 (Xalapa, Veracruz y el “corredor azul” Córdoba-Orizaba). En síntesis, las expectativas no se cumplieron y llegó al relevo Miguel Alemán Velasco con otro bagaje de expectativas.

Matices de por medio, en 2018 Cuitláhuac García logró un triunfo espectacular montado en la gigantesca ola ciudadana de apoyo al candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, quien apenas tomó posesión, después de las ceremonias de rigor tras la asunción, realizó su primera gira presidencial a territorio del país visitando Xalapa, en donde desde un templete situado en la calle principal, al igual que Salinas hizo en 1992, ofreció buenas nuevas para Veracruz, obviamente generando un mar de expectativas, que lamentablemente no han sido cabalmente convertidas en realidad, reconocido incluso por quienes militan en el partido gobernante: “algunos gobernantes no entendieron y que mantiene a algunas regiones del Estado sumido en la desigualdad, la marginación, la pobreza y la falta de desarrollo”. Por supuesto, Cuitláhuac García cursa por su quinto año de gestión y queda uno más, alegarán los optimistas, solo que ya en periodo electoral el sexto año se ocupa para arreglar lo descompuesto, limpiar la casa de posibles impurezas para evitar los sustos del séptimo año y aquello que no se realizó en los años anteriores ya es muy difícil cristalizarlo en el año de la despedida. Para decirlo cantando: así se ve, así se siente, así lo dice toda la gente, porque también de dolor se canta. O como dijo el Vate: “El ave canta aunque la rama cruja como que sabe lo que son sus alas”.

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