Con la asistencia de los presidentes de Cuba, Venezuela, Colombia, Honduras y el primer ministro de Haití, Ariel Henry, se llevó a cabo la Cumbre «Por una vecindad fraterna y con bienestar», también presentes los representantes y cancilleres de El Salvador, Belice, Panamá, Costa Rica, Guatemala. Entre los acuerdos suscritos figura que «México pondrá a disposición inmediata de los países aquí reunidos su oferta de cooperación y asistencia técnica respecto a estas áreas a través de los siguientes programas, Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, cooperación en materia de petróleo, gas, electricidad y energías renovables, la plataforma de armonización regulatoria de cara a la creación de una agencia de medicamentos de América y el Caribe». Debemos destacar la ausencia de representante del país destinatario de la ola migratoria, los Estados Unidos, porque para que los puntos del Acuerdo lleguen a buen fin habrán de ser puestos a la consideración del gobierno a cuyo país se dirige la gran masa migratoria. Más aún porque entre los puntos acordados figuran, según la canciller mexicana Alicia Bárcena, <factores externos< “como las medidas coercitivas unilaterales que de manera indiscriminada afectan a poblaciones enteras”, un mensaje con destinatario conocido si nos atenemos a que el “bloqueo económico” a Cuba es un expediente al cual se acude para justificar el enorme rezago social imperante en la isla del Caribe. Por cierto, tampoco escapa a la atención la generosa propuesta de México “en materia de petróleo, gas, electricidad y energías renovables…”, acaso como el envío de petróleo a Cuba que a Pemex se le olvidó facturarle.
De cualquier manera, es de reconocerse esta gestión del gobierno de México en pos de agarraderas para atender el grave movimiento migratorio que atosiga a nuestro país, lamentablemente, la ausencia de un representante del gobierno estadounidense, del país destinatario por excelencia, deja con poco efecto sus resultados. Nada para festejar, porque fue una Cumbre carente de escaleras útiles para poner en práctica los puntos del acuerdo. El mismo gobierno mexicano ya vivió la experiencia cuando en 2019 ofreció a los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador 30 millones de dólares a cada país para implementar los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro, pero hasta ahora nada se sabe si tuvieron eco en esos países o todo quedó en el limbo de los discursos. Ojalá lo de esta Cumbre no siga el mismo destino.