Cumple usted 60 años y a pesar de que es una edad todavía bastante funcional recibe de parte del Gobierno de la República el beneficio de una tarjeta de descuento del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores.
Con esta tarjeta usted paga menos en casi todos los autobuses urbanos y foráneos, el Metro, cines, tiendas departamentales, algunas líneas aéreas, muchos restaurantes, el predial y el agua, farmacias, muchos espectáculos y entretenimientos.
Va entonces usted al módulo del Inapam más cercano a su domicilio, con los documentos que se solicitan: acta de nacimiento, credencial de elector, CURP y comprobante de domicilio con menos de seis meses de antigüedad. Se acerca a la primera persona que ve y le pregunta informes…
Pero, ¡ay!, la primera noticia que recibe es que ¡no hay plásticos para hacer las credenciales! Por esa razón, le piden que presente sus documentos, deje sus datos y un número telefónico para que se le avise cuándo podrá pasar por su credencial. La persona que lo atiende le asegura que cuando mucho en un mes y medio recibirá la llamada y ya podrá contar con su identificación del Instituto para que le hagan efectivos los descuentos.
Hasta ahí todo va medio bien, porque cuando menos se va usted con una promesa.
Peeeero, resulta que en la realidad cuatroteísta en que estamos metidos, lo cierto es que pasarán dos, tres, cuatro y hasta seis meses sin que usted sea llamado. Y en todo ese tiempo no podrá gozar de los beneficios de un programa que tiene muchos años de que fue instaurado, que funcionó bien en los sexenios anteriores y que ahora falla, como lo ha hecho casi todo en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué es lo que pasa? Que con la llegada de Morena al poder, miles y miles de empleados y funcionarios medios fueron remplazados por militantes del nuevo partido oficial que no tenían la menor experiencia ni el mínimo conocimiento para desempeñar la labor que les habían encargado.
Por eso todo funciona mal. Imaginen en el caso de las credenciales de Inapam, que no pueden mandar a imprimir unos plásticos que se han hecho por años. Se necesita ser muy inepto e ignorante para no dejar que lo que siempre funcionó lo siga haciendo.
Mientras usted, reciente adulto mayor de 60 años, espera que le llegue su credencial puede ocupar su tiempo para pensar cómo es posible que hayamos llegado a este extremo y qué se puede hacer para que otra vez las cosas funcionen como antes… cuando estábamos peor según AMLO.