“¿Y su nieve, de qué la quiere? ha sido la respuesta del candidato presidencial de MC a la propuesta de declinar a favor de Xóchitl Gálvez que le formulara Alejandro Moreno presidente del PRI. No por esperada esa reacción de Álvarez Máynez llama a risa, pero también genera sugestivas interrogantes entre quienes no están familiarizados con las chapucerías de la política. Porque en otro contexto Alejandro Moreno no hubiera arriesgado su cuasi seguro acceso al senado de la república si realmente esperaba de Máynez una respuesta afirmativa pues, bien lo sabe, a Álvarez Máynez no le correspondería tomar esa decisión sino a su partido, y es de presumirse que la dirigencia de MC pudiera estar en línea directa con Morena. Lo intrigante estriba en para qué propiciarle a Álvarez Máynez la oportunidad de reflectores extras ¿No se midió el impacto de esa táctica político electoral? Porque efectivamente ahora el candidato de MC tiene los reflectores encima y le da oportunidad de declarar sobre un tema que no debía ser expuesto en debate público, además, como lo hizo Xóchitl, es mejor convocar a la militancia de MC a unificarse en torno a su proyecto. No obstante, debe reconocerse que la participación de MC a un lado de la alianza opositora propicia la dispersión del voto opositor, lo cual invita a suponer es parte medular de su participación en este proceso ya que en sus actuales circunstancias alcanzar el triunfo es un objetivo muy lejano a sus posibilidades. En lo que corresponde a Veracruz la circunstancia de Polo Deschamps es similar a la de Álvarez Máynez, pues por el solo hecho de aparecer en la boleta electoral ya ganaron, si se considera que provienen del anonimato político y solo por esta transitoria tesitura obtienen el reflejo de los reflectores, adicionalmente, permanecen a la expectativa por si el resultado electoral favorece a la causa para la cual trabajan y de ello sacar provecho. ¿Se vale? Sí, porque corresponde a sus respectivas circunstancias, aunque de alguna manera dependen de la voluntad del dirigente nacional de Movimiento Ciudadano. Pero este caso no queda en lo anecdótico porque Veracruz es tierra natal del dirigente nacional emecista y lo menos que se pudo haber esperado hubiera sido unirse a la causa opositora. En esos términos, jugando sin balón el partido naranja le apuesta a mantener su registro pues implica recibir anualmente cientos de millones de pesos y eso ya es ganancia sin ideología de por medio.