La presidenta Claudia Sheinbaum impulsa el programa de reinstalación del tren de pasajeros en México, de esa manera prosigue lo iniciado por su antecesor emblemáticamente iniciado con la construcción del Tren Maya y la puesta en operación del ferrocarril interoceánico en el Istmo de Tehuantepec, entre Coatzacoalcos y Salina Cruz. La presidenta anunció ese programa como prioritario y en ese orden planea la construcción de 3,500 kilómetros de vías ferroviarias para trenes de pasajeros durante su gobierno, el Tren Maya es su modelo, dijo. La idea requería de una reforma al artículo 28 constitucional, ya en curso para convertir al sistema ferroviario de carga y de pasajeros en un área prioritaria para el desarrollo nacional. Tras su aprobación por el senado la minuta estará en transito hacia los Congresos locales, un tramite que sin duda será expedito debido al control de MORENA en la mayoría de esos Congresos. La prioridad es notable porque uno de sus primeros anuncios como presidenta se dio con el banderazo al proyecto del tren México- San Juan del Río- Querétaro, una obra de casi 240 km, con trenes para 450 pasajeros, se acompañó con el anuncio de restablecer servicio de pasajeros entre la CDMX y Veracruz y México-Nuevo Laredo. Un Plan ambicioso, sin duda, y con buenas intenciones, “aumentar el bienestar de la población, conectar a comunidades que han quedado aisladas…”, queda por demostrarse su rentabilidad y que es posible realizarlo sin subsidios gubernamentales de por medio.
En México, para las nuevas generaciones el tren de pasajeros forma parte de la nostalgia nacional, señal de un país que ya cambió, la modernidad lo acomodó en el recuerdo debido al tránsito de un país que caminó de lo rural hacia lo urbano. En 1995 el gobierno federal encabezado por el presidente Zedillo decidió privatizar su patrimonio ferroviario con el argumento central de su baja rentabilidad y la onerosa carga presupuestal de su mantenimiento, el ferrocarril del Istmo y el México Veracruz, entre otras líneas ferroviarias dejaron de prestar servicio de pasajeros. Con otra línea de pensamiento, el año pasado el gobierno de López Obrador convocó a la iniciativa privada a participar en esa empresa de transporte de pasajeros por ferrocarril, que se haya sabido la invitación ha tenido eco muy opaco porque quienes de ese negocio conocen sostienen que es de baja rentabilidad, de ser así el propio gobierno podría comprobarlo en el corto tiempo que lleva funcionando el Tren Interoceánico. Para la incógnita queda por saber si efectivamente el Tren Maya tendrá la rentabilidad necesaria para amortizar el monto multimillonario de su construcción, porque la información respectiva ha sido resguardada como un secreto nacional y nada se sabe acerca del tiempo establecido para recuperar la inversión. En todo caso, la reactivación del servicio de pasajeros por tren ya está en marcha, debe suponerse que esa política pública se soporta sobre estudios formulados a conciencia en los cuales la relación del costo beneficio resulta favorable para el país. Ojalá así sea.