jueves, noviembre 7, 2024

El pésimo legado de Cuitláhuac García

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Cuando en 2016 Cuitláhuac García perdió la elección como aspirante al gobierno de Veracruz, entre sus más cercanos colaboradores corrió la versión de que el candidato de Morena había expresado no sin alivio: “¡Qué bueno que perdimos porque no hubiera sabido que chingaos hacer!”, no obstante, por los motivos y circunstancias que se quieran, Cuitláhuac García repitió como candidato en 2018 cuando con el empuje arrollador de AMLO para la presidencia consiguió una abultada cantidad de sufragios y como premio el gobierno de Veracruz. No estamos en condiciones de saber si Cuitláhuac García ha tomado conciencia plena de que ha ocupado durante seis años el sitial político más importante de la entidad, si en cambio estamos seguros de que su desempeño como gobernador de Veracruz ha sido decepcionante para la población veracruzana, incluidos sus correligionarios porque, salvo obnubilación total del pensamiento, también sufren las consecuencias del abandono en que se encuentra Veracruz. No existe afán de “hacer leña del árbol caído”, porque la circunstancia personal de Cuitláhuac García no es la de quien estará en el desamparo pues, pese a su deficiente gestión gubernativa, su partido gobernará la entidad por otro seis años, y según ya confirmó será incorporado en alguna ubicación del gobierno central, lo cual no obsta para afirmar que la administración sexenal encabezada por Cuitláhuac ha sido un genuino desastre.

En todo caso, corresponde a Rocío Nahle entrar al relevo en el gobierno veracruzano para el periodo 2024-2030 donde tendrá que remar contra la corriente porque encuentra un escenario de catástrofe, escrito sea sin animo de exagerar. Un análisis a vuelo de pájaro evalúa con nitidez lo que la gobernadora entrante encontrará en Veracruz y que sin duda ya tiene un diagnóstico muy preciso: en materia de seguridad pública encontramos una numerología de terror, 1, 072 secuestros de diciembre de 2018 a septiembre de 2024, primer lugar nacional en este tema (en segundo el Estado de México con 1023 casos, tercer lugar la CDMX con 472, Puebla con  293); 43 feminicidios solo en 2024, cifras hasta agosto; más de 439 niños y niñas asesinado@s de 2018 a 2024; en el mismo periodo han asesinadas en Veracruz 6 mil 774 personas, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; seis cárteles delincuenciales operan en la entidad, el hecho de enumerarlas ya atemoriza. En materia de Salud, el gobierno estatal presume de haber construido, remodelado y puesto en operación Centros de Salud y nuevos hospitales, pero lo que la realidad nos dice invita a visitar los principales hospitales civiles de la entidad para percatarnos de un sistema de salud en ruinas; en Jalapa el caso del Hospital Civil, Luis F Nachón es paradigmático, allí hasta el policía de guardia asume poses autoritarias frente a una demanda compuesta por personas de condición económica muy vulnerable, requiere de cirugía mayor; igual el Hospital Comunitario de Coatzacoalcos y el Regional de Veracruz etc.  En cuanto a la infraestructura carretera no hay por donde empezar, porque de sur a norte, de oriente a poniente de nuestra geografía física las carreteras veracruzanas ofrecen un espectáculo deprimente, váyase adonde se vaya en Veracruz no existe una sola carretera, autopista o “federal”, que no presente aspecto de zona bombardeada por el número de peligrosos baches que adornan la carpeta asfáltica, o lo que alguna vez fue terraplén pavimentado. En cualquier análisis ocuparía lugar relevante la pregunta acerca de dónde fueron aplicados los recursos del gasto programable y porqué se incrementó la deuda pública. ¿Qué pasó, por qué este panorama tan desalentador en Veracruz? La respuesta o desmentido corre a cargo de Cuitláhuac García.

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