En Veracruz el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local denuncia irregularidades en el contrato signado para adquirir y colocar tablets en cada curul, lo cual sugiere irregularidades cometidas en la administración antecesora, el expresidente de esa JUCOPO inmediatamente responde aduciendo inocencia y atribuye mala fe por sacar ese trapito al sol. Se investigará “Caiga quien caiga”, dice el pastor de MORENA en el Congreso. Un trance semejante se escenifica entre el Coordinador de la JUCOPO en el senado, Adán Augusto López y su antecesor Ricardo Monreal, quien ahora preside la JUCOPO de la Cámara de diputados en el Congreso federal. Lo destacable en ambos casos radica en que los protagonistas tienen militancia en común, pues están afiliados a MORENA; más aún porque los del Congreso federal guardan antecedentes priistas y dieron el brinco pragmático hacia donde el reside poder. Pero este affaire guarda sin embargo un significado de relevante importancia e invita a preguntar: ¿quién pone orden en ese lavadero de trapos sucios? Porque durante la era priista esos diferendos se arreglaban en lo oscurito y nada ocurría sin el previo conocimiento del presidente de la república. Evadirlo sofísticamente argumentando que ahora el Poder Legislativo es autónomo del Ejecutivo pecaría de infantilismo político y en el imaginario colectivo exhibiría que la presidenta Sheinbaum aun no adquiere control total, cosa no menor, pero lo peor consistiría que en lo sucesivo no lo tuviera. Es “un asunto menor” dice la presidenta, pero en los hechos resulta inédito observar cómo placean sus asuntos los lideres camerales del Congreso federal militando en el mismo partido.
Aquí en la aldea, se antoja difícil haber hecho público un asunto que involucra a un funcionario federal poniéndolo en entredicho sin consultarlo previamente con quien allí lo colocó. Dice conocido teorema que “en política no siempre lo que parece, es”, pero este pleito político es de pronóstico reservado porque una vez soltado al aire pudiera escalar con final inesperado. Los casos aquí ventilados huelen a corrupción, nada extraño en nuestro ámbito político donde sólo varían las formas pero el fondo sigue siendo el mismo indistintamente entre priistas, panistas y ahora con MORENA. Obviamente, si los del PRD, MC, el Verde y el PT pretendieran levantar la bandera de la anticorrupción pecarían de falsarios, porque si bien no han gobernado el país, en las gubernaturas y alcaldías alcanzadas sus personeros (no todos) también han demostrado que cojean del mismo pie. Visión pesimista, dirán no sin razón algunos, lamentablemente, la terca realidad se encarga de desvanecer cualquier optimismo. Sin embargo, ahora gobiernan mujeres en el país y en Veracruz, (pese a Lyda Sansores en Campeche, Evelyn Salgado en Guerrero e Indira Vizcaíno en Colima) es una condición que pudiera sugerir el propósito de empezar a limpiar el medio ambiente de la función pública. Por algo se empieza y ojalá lo que ahora observamos sea el comienzo.