En este espacio hemos hecho iterativa referencia a las semejanzas prevalecientes entre partidos políticos de condición hegemónica, concretamente entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), son juicios preliminares porque no abundan en la diferencia de contextos sociales y políticos en los que afirman su poderoso acontecer electoral. Pero efectivamente existen ciertas similitudes entre ambas instituciones partidistas, una principal radica en su gran potencial para allegarse el voto ciudadano a causa de actuar en contextos donde sus opositores carecen de convocatoria social y no tienen presencia electoral competitiva. Fue largo el periodo hegemónico del PRI, el de MORENA lleva seis años de consolidación y en 2024 ratificó el triunfo presidencial de 2018. Ahora MORENA gobierna en casi todo el territorio nacional y en cada elección extiende su poderío político, así sucedió con el PRI. MORENA se alimentó de los cuadros del Partido de la Revolución Democrática provocando su extinción, el PRI surgió de la estructura del Partido de la Revolución Mexicana dejándolo en calidad de su antecedente inmediato. El PRI controlaba el Congreso, como lo hace ahora MORENA; en tiempos electorales los reflectores enfocaban hacia el PRI, ahora se dirigen hacia MORENA.
Sin embargo, el contexto social donde el PRI fue protagonista de abolengo es diferente al escenario donde ahora impera MORENA. Los gobiernos emanados electoralmente del PRI crearon las instituciones acordes con nuestra evolución democrática, MORENA está prescindiendo de algunas de ellas. No son iguales el PRI y MORENA porque el PRI era un instrumento del gobierno, su brazo electoral que operó eficientemente para efectuar las transiciones sexenales de manera pacífica. El PRI atendía la consigna gubernativa, su presidente del CEN estaba sujeto a las ordenes presidenciales, las candidaturas priistas a la presidencia, gubernaturas, senadurías y diputaciones federales pasaban por el matiz presidencial vía Gobernación, las candidaturas a diputados locales y alcaldías le correspondía decidirlas a los gobernadores, ciertamente, el PRI fue el eficaz conducto para alcanzar el triunfo electoral. En cambio, pasado el gobierno de su fundador y guía (AMLO), que todo lo decidió en ese partido, ahora MORENA se asemeja más a un partido a la usanza del partido comunista de la extinta URSS, su Directiva Nacional se encarga de resolver las candidaturas a gobiernos estatales y municipales, y parece que así será para legisladores. MORENA no es un partido a la espera de la consigna presidencial, y al parecer su eje central no radica en Palacio Nacional. Por otro lado, cuando el PRI fue hegemónico los poderes facticos eran la iglesia, los empresarios, los sindicatos; ahora a ellos se agrega la influencia regional de la delincuencia organizada. “Se parecen igualitos” dicen en el llano, pero las apariencias engañan.