lunes, febrero 24, 2025

El Fracaso como Maestro: Lecciones para el Éxito


Retomando la célebre frase del novelista estadounidense Truman Capote, “el fracaso es el condimento que da sabor al éxito”, para el escritor, el fracaso tiene un valor importante y bien llevado conduce al éxito. Bajo este enfoque, es pertinente preguntarse ¿Puede el fracaso ser valioso? ¿Qué importancia tiene en el aprendizaje? ¿Es una herramienta necesaria para el desarrollo de los estudiantes, o es algo que debemos evitarles?
Un alto porcentaje de los fracasos se asocian a las personas; sin embargo, sólo el 5% es realmente imputable a ellas. Ante esta abrumadora inexactitud, es natural desarrollar mecanismos para evitar el fracaso, como no tomar iniciativas, ocultar los errores o evadir la responsabilidad. Por ello, durante el proceso de desarrollo cognitivo es indispensable aprender a superar los fracasos y desaciertos de manera constructiva. Del fracaso deben surgir oportunidades de aprendizaje que nos enriquecerán y prepararán para los próximos desafíos.
No existen aprendizajes y éxitos que no vengan acompañados de fracasos. El saber reconocer y aprovechar nuestros propios errores es clave para el triunfo y el aprendizaje. El pasado 19 de enero, como parte de su plan de “robustecimiento” y modernización del sistema educativo, el gobierno de China lanzó el Plan de Modernización de la Educación de China 2035. Entre sus objetivos se encuentran la competitividad en talentos, el apuntalamiento científico y tecnológico, el bienestar de la población, la sinergia social y la influencia internacional. Este plan establece, además, la transición del enfoque en “capacidad” a uno de “calidad”, reafirmando que la modernización educativa debe apoyar la modernización del país.
Una de las innovaciones más significativas de este plan es la promoción de una cultura que ve el fracaso como una oportunidad de aprendizaje. El gobierno chino enfatiza la necesidad de crear entornos educativos que fomenten la exploración y toleren el fracaso como una forma de aprendizaje, alejándose de la presión tradicional para obtener resultados perfectos.
En los ámbitos del emprendimiento e innovación, uno de los mantras más repetidos es “falla rápido y barato para acelerar el aprendizaje”. El fracaso genera aprendizaje, aceptación de la diversidad, coraje, ayuda a ser humildes, a conocer nuestras propias limitaciones y carencias, a entender que no podemos controlarlo todo. También, incrementa nuestra resiliencia, nos enseña a levantarnos tras caer, aumenta nuestra tolerancia a la frustración, y contribuye a dominar nuestro ego, liberándonos de la necesidad de siempre tener la razón, ganar o estar por encima de los demás.
El fracaso requiere de cierta actitud mental de intentar las cosas y aprender de los resultados. Esto no es fácil, pues existe un temor constante al rechazo, que suscita recelo. Nuestra cultura penaliza el fracaso en todos los ámbitos, no sólo en el educativo. En el entorno tradicional era un signo de debilidad, pero ahora se considera un paso hacia el éxito. John Dewey, filósofo, psicólogo y reformador educativo, fue quien mejor explicó el concepto de fracaso en el ámbito educativo: «El fracaso es instructivo. La persona que piensa aprende tanto de sus fracasos como de sus éxitos».
Diversos especialistas coinciden en que errar nos hace humanos y fracasar nos ayuda a generar mayor tolerancia ante las adversidades, potencia nuestra capacidad de resiliencia y nos motiva a la acción, activando diferentes estrategias o mecanismos previos. Desarrollamos habilidades y aprendizajes después de un número determinado de intentos. Si negamos el error o el fracaso, no podremos probar cosas nuevas y aprender.
En el ámbito educativo, un estudiante puede enfocar positivamente el fracaso, transformando su mentalidad de pensamientos negativos a positivos, encontrando otras formas de alcanzar el éxito. Para ello, deben favorecerse capacidades de resolución de problemas, aprendizaje autodirigido y una mentalidad de crecimiento.
Trish Berg, profesora adjunta de administración en la Universidad de Heidelberg en Tiffin, Ohio, creó un marco de resiliencia denominado “plan FLEX”, este acrónimo simple, es una valiosa herramienta para que los estudiantes respondan al cambio, el estrés y el fracaso, volviéndose más resilientes. La “F» significa «Failure Happens» (el fracaso ocurre); es decir, los fracasos son parte de la vida, y no deben desanimarse por ello. La «L» significa «Lean In» (avanzar), ya que cuando se produce un fracaso, los estudiantes experimentan emociones como vergüenza, dolor y bochorno, lo cual es normal. Aquí es necesario brindarles apoyo para que superen esas emociones de forma positiva. La «E» significa «elegir una respuesta positiva», animando a los estudiantes a salir del fracaso y ver diferentes enfoques para acercarse a sus objetivos, alentados por una retroalimentación positiva o constructiva. Finalmente, la «X» significa «rayos X» o radiografía, pues, en un mundo donde es difícil ser transparente y en el que otros parecen vivir vidas perfectas (piense en las redes sociales), compartir nuestras historias de fortaleza y resiliencia frente al fracaso tiene un poder increíble.
Es necesario que las instituciones educativas incluyan en sus planes de estudio contenidos relacionados con la mentalidad de crecimiento, que les permita centrarse en el proceso de los estudiantes más que en el producto final. Además, deben implementarse estrategias didácticas como el cuestionamiento abierto, la autoevaluación y el aprendizaje basado en proyectos, lo que permitirá a los estudiantes asumir riesgos y aprender de sus fracasos. Las aulas deben constituirse en espacios seguros donde los errores se consideren una oportunidad de aprendizaje, no un castigo. Para ello, se requiere ofrecer todos los recursos en línea y la ayuda que tanto estudiantes como profesores necesiten. Además, es fundamental capacitar a los docentes para que enseñen a los estudiantes a aceptar el fracaso y adoptar una actitud positiva frente él.
Afrontar el fracaso con una actitud positiva se vincula con una mejor salud y calidad de vida. Por ello, es importante desarrollar estas competencias en nuestros estudiantes, teniendo en cuenta que este compromiso con la resiliencia es un viaje que dura toda la vida, y que nos permite reentrenar nuestros cerebros para enfrentar la vida con la flexibilidad necesaria para responder positivamente a lo que nos depare el futuro.
Ideario en Perspectiva
Que tranquilidad saber que una carta respetuosa, no amenazante y sin establecer condiciones será suficiente para que cualquier ciudadano pueda recibir apoyo gubernamental. Este apoyo será promovido por la Presidenta, quién además propondrá cambios constitucionales inmediatos, en atención a las sugerencias establecidas en la carta. La defensa del derecho está asegurada, aunque se esté destruyendo el poder judicial. ¿Se seguirá utilizando a Garcia Luna como narrativa?

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