El pronóstico generalizado en Veracruz asume que MORENA junto con su aliado Verde ganará electoralmente en una gran proporción de las 212 alcaldías en juego, la base de ese supuesto radica en la condición de partido en el gobierno, y como circunstancia coadyuvante la dispersión del voto opositor porque MC, el PAN y el PRI participan cada uno por su lado. Por supuesto, no se descarta la posibilidad de triunfos opositores porque en cada circunscripción municipal privan circunstancias muy propias, principalmente las aunadas a la candidatura que presente cada partido, lo cual es un factor de primordial importancia porque la ciudadanía tiene oportunidad de conocer más de cerca sus antecedentes. Pero, como en toda competencia electoral, el factor relevante que más influye en el resultado electoral reside en la estructura partidista, y en este apartado MORENA y el PAN se muestran consistentes, un elemento protagónico radica en la inmadurez democrática que nos caracteriza y se combina don el dinero dispuesto para la contienda. Semejante a cuando el PRI contaba con el “voto verde”, el reducto de su fortaleza, ahora MORENA lo tiene en “el pueblo”, o sea en el sector poblacional económicamente menos favorecido, que ayuno de convicciones partidistas sucumbe fácilmente ante la “generosa” oferta a cambio de su voto.
Son varias las interrogantes que sugiere este proceso: ¿de verdad la gobernadora no intervino en las candidaturas de su partido? En principio, es posible responder afirmativamente porque es la gobernadora y por ende responsable de la buena gobernanza y la aplicación del recurso público en los municipios; por supuesto, también porque debía estar vigilante del estricto cumplimiento de la ley contra el nepotismo. ¿Cuál partido opositor conseguirá un mayor numero de alcaldías? Una respuesta inmediata equivale a incurrir en especulación superlativa, pues aún desconocemos la personalidad y antecedentes de sus candidatos, sin embargo, cada directiva tendrá que aplicarse en sus campañas partidistas en aquellos municipios donde supongan probabilidad de triunfar, lo cual es un supuesto elemental. Pero finalmente, al término de este proceso electoral el resultado hablará por sí solo acerca de cuál partido caminará hacia su ocaso, cuál se potencializará para competir en 2027 y cuál permanecerá en la mediocridad de su ya magra competitividad.