Sin tacto
Por Sergio González Levet
Tengo la felicísima suerte de tener varios amigos inteligentes, lo que considero una fortuna verdadera. Y más suerte aún porque con muchos coincido en que nos formamos en las procelosas aulas de la Universidad Veracruzana, y en ella hicieron carrera e historia, lo que a mí no me fue dado.
Puedo ofrecer entonces a quienes se acercan a leer cotidianamente “Sin tacto” información pertinente y garantizada sobre el actual proceso de elección de quien estará al frente de la Rectoría por los próximos cuatro años, a partir del 1º de septiembre.
Inicio así una serie de notas sobre la sucesión en la UV que irán apareciendo según haya sucesos que comentar. Empiezo hoy:
1. La semana pasada se reunieron en el Puerto de Veracruz directores, directoros y directoras de casi todas las facultades de la UV. En la arenga del Rector -es un decir de las notas que mal leyó- se informó que cambiará el Modelo Educativo Integral y Flexible (el MEIF, oficialmente; el Mofle, según los irreverentes). Este tal modelo, cuyos orígenes es difícil que conozcan los lectores jóvenes, surgió hace un cuarto de siglo, por lo que modernizarlo es lo más adecuado.
2. Lo curioso es que lo anuncie un rector al final de su periodo. Pero lo hace así porque piensa que no está al final de su primer periodo rectoral, sino al inicio del segundo. Es decir, que si alguien abrigaba la esperanza de que el doctor Martín Aguilar no intentará repetir en la Rectoría, tiene que ir reconociendo su error.
3. Y Martín lo intentará porque tiene la confianza en que los cinco integrantes de la Junta de Gobierno internos, es decir, académicos de la UV, más el supuesto externo Ernesto Insunza, lo apoyarán decididamente. Es decir, que cree tener asegurados seis de los nueve votos, suficientes para ser declarado reelecto.
4. Insunza es sociólogo de formación, en la UV, donde fue alumno de Martín, y ambos son morenistas de hueso colorado.
5. El supuesto impedimento que tiene Martín es la edad, pues rebasa los 65 que pone como tope máximo la Ley Orgánica de la UV para los cargos directivos, pero la Constitución considera ese tope como discriminación laboral, y por tanto el rectorcillo puede ampararse y rebasar fácilmente ese obstáculo. Es más, con una simple dispensa universitaria lo salvaría, como lo salvó el actual Secretario Académico -el segundo en jerarquía abajo del Rector- y rayando los 70 está en su puesto.
6. Es más, que sus contrincantes intenten descalificar a Martín por la edad no es una buena idea, pues se evidenciarían como discriminatorios y oportunistas.
7. No obstante, no es del todo segura la ratificación de Martín, por lo que no está mal que se inscriban como aspirantes a la Rectoría quienes se consideren con cualidades para ejercer el cargo. En una de ésas alguien logra impactar y convencer a la Junta de Gobierno, y ésta decide ir en contra de lo que está instruyendo la nomenklatura. Remember 2013.