Ha sido negativamente celebrada y continuamente traída a cuento la genuflexión retórica del doctor López Gatell cuando refirió: “el presidente no es una fuerza de contagio, es una fuerza moral”. No viene al caso enumerar las múltiples pifias del llamado “estratega” de la pandemia en México, pues forman parte de la narrativa cotidiana de sus no pocos críticos y forman parte medular de la narrativa de nuestros tiempos, pero es destacable el hecho de que quienes acompañaron al presidente a la reciente gira semanal y otros que estuvieron en contacto con él desde el viernes pasado no se hayan contagiado, según las pruebas de rigor: ni la esposa del presidente, ni el canciller Marcelo Ebrard, tampoco Tatiana Clouthier y el comandante de la Guardia Nacional, ni la embajadora de México en los EEUU, ni los gobernadores de San Luis y Nuevo León o la candidata al gobierno neoleonés, ni el doctor Gatell, han resultado con pruebas positivas. Pero, por supuesto, lo más importante es la pronta recuperación del presidente de México.