“México ya cambió”, ha dicho el presidente, “ya no hay corrupción”, se repite a cada instante, “bajan los índices delincuenciales”, se presume, “atención gratuita gratis para todos”, “ya hay vacunas en todo México”, es el contenido de un discurso oficial repetido cotidianamente a una población que no encuentra por ningún lado constancias de esa realidad. Pero es inútil búsqueda, porque no la encontrará pues ni las vacunas alcanzan (en casi un mes no se ha vacunado ni 500 mil de los 130 millones de mexicanos), tampoco la delincuencia ha disminuido, pues andan a pleno galope por todo el territorio nacional, el emblemático “huachicol” sigue campeando por los ductos de petróleo en el país, aunque ahora la oferta es mayor porque tiene pipas que secuestrar, el desabasto de medicinas en hospitales públicos es denominador común en todo el sector, la estrategia anti Covid-19 ha sido un verdadero fracaso, reflejado en los miles de millones de muertos, el número de personal médico fallecidos, la elevada letalidad. Este es el México real, lo otro es la narrativa de un cuento inscrito en la tragicomedia.