Es de suponerse que los estrategas de los diferentes partidos en contienda electoral ya estarán formulando los cálculos acerca de posibles victorias y probables derrotas en junio próximo; en algunas siglas prevalecerá el temor de no poder reunir el 3 por ciento requerido para conservar el registro y acaso la esperanza de obtener uno que otro diputado de representación proporcional, alguna alcaldía o mínimo regidurías. Pero a los seis partidos cuya participación será a través de sendas alianzas tripartitas lo más importante gravita en ganar y/o retener gubernaturas al parejo de quedarse con el mayor número de distritos electorales, federales y locales. Es de conjeturarse que, debido a la proliferación de ofertas partidistas, los triunfos no requerirán de abultada votación, y que esa circunstancia abona en favor incluso de los partidos de nueva creación. ¿En dónde reside la fórmula ganadora? En combinar lo mejor posible marca y producto, porque si el candidato no convoca votantes el triunfo se lo llevará la alianza con mejor patrimonio de voto duro a su favor.