Agencias/Sociedad 3.0
Los hospitales, funerarias y servicios crematorios del estado de Jalisco, uno de los más poblados de México, están rebasados por la ola de contagios y muertes de las últimas cuatro semanas, que contrasta con la exitosa contención que la entidad había tenido del avance del COVID-19 en 2020.
Desde que inició el 2021, los jaliscienses han visto romper los récord diarios de nuevos contagios, hospitalizaciones y decesos por SARS-CoV-2 , una realidad que vive cada día el personal de salud y quienes trabajan en el sector de servicios funerarios.
“Estamos en la etapa de riesgo máximo, hemos resistido durante 10 meses, pero este es el momento más crítico, si no lo entendemos estamos poniendo en riesgo nuestra vida y la vida de la gente a la que queremos”, dijo el pasado viernes Enrique Alfaro, gobernador de la entidad con ocho millones de habitantes y la segunda más importante de México.
Según datos del gobierno estatal, hasta el viernes cuatro de los hospitales más grandes de la entidad registraban ocupación de al menos 90 por ciento, mientras que tres más están entre el 70 y 89 por ciento de su capacidad.
Bernardo Espinoza trabaja en la funeraria San Javier en Guadalajara, capital de Jalisco. Dijo a Efe que la época de invierno es “temporada alta” pues el número de defunciones sube, pero nunca en sus 20 años en este sector le había tocado ver llegar tantos cuerpos.
Por estas fechas solían atender unos 10 servicios funerarios al día, con la pandemia este número se duplicó y han tenido que pedir ayuda a otras funerarias más pequeñas. Este aumento de demanda la ha constatado también cuando va a recoger cuerpos al hospital y cuando los lleva en los panteones.
“En los panteones como ha habido más servicios, solo dejan entrar cierto número de personas y detrás de nosotros vienen otras tres carrozas, cosas que el año pasado no se miraba. En el hospital es lo mismo, inclusive en las clínicas de COVID yo podía llegar en la madrugada y levantaba un servicio, ahora llego y hay tres o cuatro detrás de mí”, explicó.
Afuera de los servicios de emergencia se repite la escena de ambulancias y vehículos particulares que hacen fila en espera de dejar a una persona enferma. En las funerarias y servicios de embalsamamiento las carrozas esperan turno para dejar o recoger algún cadáver.
“La realidad es que no hay más espacio, hay mucha demanda y pocas camas, la gente está muriendo, estamos cansados”, dice a Efe una doctora que atiende desde uno de los hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social y que prefiere el anonimato.
Según datos del Gobierno estatal, cuatro de los hospitales más grandes registran ocupación de al menos 90 por ciento
Los hospitales, funerarias y servicios crematorios del estado de Jalisco, uno de los más poblados de México, están rebasados por la ola de contagios y muertes de las últimas cuatro semanas, que contrasta con la exitosa contención que la entidad había tenido del avance del COVID-19 en 2020.
Desde que inició el 2021, los jaliscienses han visto romper los récord diarios de nuevos contagios, hospitalizaciones y decesos por SARS-CoV-2 , una realidad que vive cada día el personal de salud y quienes trabajan en el sector de servicios funerarios.
“Estamos en la etapa de riesgo máximo, hemos resistido durante 10 meses, pero este es el momento más crítico, si no lo entendemos estamos poniendo en riesgo nuestra vida y la vida de la gente a la que queremos”, dijo el pasado viernes Enrique Alfaro, gobernador de la entidad con ocho millones de habitantes y la segunda más importante de México.
Según datos del gobierno estatal, hasta el viernes cuatro de los hospitales más grandes de la entidad registraban ocupación de al menos 90 por ciento, mientras que tres más están entre el 70 y 89 por ciento de su capacidad.
Bernardo Espinoza trabaja en la funeraria San Javier en Guadalajara, capital de Jalisco. Dijo a Efe que la época de invierno es “temporada alta” pues el número de defunciones sube, pero nunca en sus 20 años en este sector le había tocado ver llegar tantos cuerpos.
Por estas fechas solían atender unos 10 servicios funerarios al día, con la pandemia este número se duplicó y han tenido que pedir ayuda a otras funerarias más pequeñas. Este aumento de demanda la ha constatado también cuando va a recoger cuerpos al hospital y cuando los lleva en los panteones.
“En los panteones como ha habido más servicios, solo dejan entrar cierto número de personas y detrás de nosotros vienen otras tres carrozas, cosas que el año pasado no se miraba. En el hospital es lo mismo, inclusive en las clínicas de COVID yo podía llegar en la madrugada y levantaba un servicio, ahora llego y hay tres o cuatro detrás de mí”, explicó.
Afuera de los servicios de emergencia se repite la escena de ambulancias y vehículos particulares que hacen fila en espera de dejar a una persona enferma. En las funerarias y servicios de embalsamamiento las carrozas esperan turno para dejar o recoger algún cadáver.
“La realidad es que no hay más espacio, hay mucha demanda y pocas camas, la gente está muriendo, estamos cansados”, dice a Efe una doctora que atiende desde uno de los hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social y que prefiere el anonimato.
Desde marzo de 2020, Jalisco fue uno de los primeros estados que implementó el confinamiento total por cerca de dos meses y sus indicadores de contagio se mantuvieron a la baja hasta junio cuando los comercios volvieron a abrir bajo fuertes medidas sanitarias.
La incidencia de casos se mantuvo estable con un promedio de menos de 300 positivos por millón de habitantes desde julio hasta mediados de octubre, mientras el gobernador Enrique Alfaro aceleraba la reconversión hospitalaria a la vez que protagonizaba encontronazos con la Secretaría de Salud federal y se mostraba como el ejemplo a seguir a nivel nacional.
Con la llegada del otoño y la relajación de medidas los casos aumentaron a más de 400 positivos por millón y el gobierno estatal tuvo que implementar el llamado “botón de emergencia” para restringir actividades comerciales y recreativas después de las 7 de la noche y los fines de semana, del 30 de octubre al 11 de noviembre.
Alfaro decidió no extender la medida para evitar afectar “El Buen Fin“, una estrategia de los comercios para fomentar la compra durante el fin de año, además de permitir la apertura de casinos y salones de fiestas.
Desde entonces la entidad registró un acelerado aumento de casos agravado con las compras y fiestas decembrinas.
Según datos del sistema “Radar” en la entidad, al 21 de noviembre había 4 mil 323 casos nuevos y 126 muertes semanales, para el 26 de diciembre la cifra subió a 7 mil 692 casos y 276 muertes semanales.
Para el 9 de enero, la incidencia incrementó a 8 mil 206 casos nuevos y 475 decesos, pese a la implementación del segundo botón de emergencia que concluyó el 10 de enero.
Para esa fecha la entidad rebasó los mil casos por millón de habitante y para el 11 de enero se registró el máximo histórico de pacientes hospitalizados con mil 637.
Los decesos por COVID-19 llegaron a los asilos. En al menos dos de ellos se registraron una veintena de contagios y al menos 18 decesos en las últimas tres semanas.
En las redes sociales se repiten los mensajes buscando un lugar en hospitales o pidiendo datos para la renta y venta de oxígeno medicinal.
Durante los próximos 14 días Jalisco estará en una nueva versión del botón de emergencia en el que se restringen todo tipo de actividades recreativas y lúdicas, además de la suspensión del inicio de clases presenciales en educación básica y actividades presenciales en todas las dependencias de gobierno, con la intención de bajar el número de contagios.
Hasta ahora, México suma 1 millón 630 mil 258 contagios y 140 mil 241 muertes debido al COVID-19.