lunes, noviembre 18, 2024

La política y los toros

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Ocurre con mucha frecuencia la similitud entre el acontecer político y la “fiesta” a costa de los toros, “arte taurino” lo califican quienes visten de luces ese macabro espectáculo. Un torero se juega la vida en el coso frente a una bestia preparada para la embestida, si el toro es “alegre” le da oportunidad para el lucimiento con artísticos y arriesgados muletazos, el torero tendrá buena tarde, cortará rabo y orejas ganándose el aplauso y saludos del público presente, pañuelo blanco en ristre y saldrá en hombros. Pero, quizás en la siguiente aparición en el ruedo no cuente con la colaboración de un toro de ganadería diferente, entonces el público aplaudió antaño lanzará abucheos y silbidos y, ya olvidada su faena anterior, saldrá ayuno de aplausos. Así suele sucederle al político cuando, después de una gran faena acompañada por circunstancias favorables, incursiona nuevamente en el escenario del triunfo pasado sin las condiciones objetivas que lo propiciaron: porque las autoridades ya no son las mismas, por la sequía de recursos, porque la sociedad está enojada, pero confiada en la faena anterior exigirá más, entonces saldrá entre dicterios procedentes del mismo público que antes lo aplaudió. Suele suceder ¿pero qué necesidad?

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