Los Políticos
Salvador Muñoz
La idea que hay entre las tres fuerzas políticas que plantean la alianza como una opción en estas próximas elecciones, es aplicar ésta en 90 ó 106 municipios para ir en pos de las presidencias municipales.
Se dice fácil, pero llevarla a cabo es lo complicado. ¡Vamos! No es “enchílame esta torta”, no… hay que irse con pinzas para no herir susceptibilidades tanto de los aspirantes a la alcaldía como la de los mismos militantes a la hora de designar a un candidato y eso lo saben los dirigentes de los partidos, porque con o sin alianza, a la hora de escoger al “bueno”, pues no se puede quedar bien con todos. Si esto ocurre en un partido, ahora imaginen el escenario en una alianza.
Así, el PRI, PAN y PRD es seguro que tengan en cuenta los riesgos que implica la designación de un candidato a donde vayan con Alianza: la posibilidad de que, movidos por la pasión, la intención de sumar votos sea todo lo contrario: se convierta en resta o en división pero lejos de la multiplicación. Se insiste: la Alianza en estos casos no es nada fácil… hay que tratarla con pinzas.
¡Ojo! Este escenario es donde Morena tiene puesta la mira… para iniciar la operación “Cachada de candidatos”.
La práctica no es nueva… se ha visto a lo largo de las elecciones pasadas… aspirante que no salía como candidato, era bien recibido por otros partidos con los brazos abiertos.
Por eso, Esteban Ramírez Zepeta contempla este escenario en algunos municipios… sí, apúntense todos los morenos que quieran, pero si hay algún “rechazado” por el PAN, por el PRI, por el PRD, ¿por qué no invitarlo a la CuatroTé?
Claro, no es el único que tiene esa estrategia… hasta lo que ayer se platicaba, Gonzalo Vicencio tenía interés en jalarse a Marina Garay, para ir por una curul local… falta ver hasta dónde le queda la camiseta a la mamá del actual alcalde de San Andrés Tuxtla.
El PRI sabe que tendrá que enfrentar en su momento estos escenarios… el PRD entiende que ha de lidiar con estos escenarios… el PAN… bueno, el PAN tiene primero tantas broncas que resolver resumidas en dos vertientes rocosas, gravadas (tanto de grava como de grave) y muy inclinadas, que hacen muy complicado el escenario para la Alianza: el grupo de los Yunistas y el grupo de Tito Delfín y Quique Cambranis.
En 2010, tras la derrota que le dejó el proceso electoral, Miguel Ángel Yunes Linares acabó por comprender el porqué perdió esa batalla… sí, parte por el Sistema en el Poder, pero igual de importante, entender al PAN… comprendió que había un grupo de panistas que vio al partido como un espacio sólo para obtener Diputados Plurinominales y Regidurías y tan lo asimiló, que seis años después regresó con un PAN con otra mentalidad (en su mayoría), con ganas de triunfar, de vencer, de ganar… y así fue.
Esto no quiere decir que Joaquín Guzmán Avilés carezca de estas ambiciones propias de un dirigente de partido… claro que pretende ir por todas las canicas como en su momento lo hizo su antecesor Pepe Mancha, pero con circunstancias totalmente diferentes, tanto, que tiene que ir en una alianza más sui generis que la que se realizó en el 2016. Agregue que también tiene que lidiar con el grupo yunista identificado por todos. ¡Ojo! Grupos hay en todos lados y tienen claros sus intereses como igual los tienen el grupo de Tito y Quique, representado quizás por ese pensamiento que cinceló en ese 2010 Miguel Ángel Yunes Linares: puras pluris, puras regidurías.
Resolver y dialogar con el primer grupo, es una tarea a resolver del Chapito Guzmán Avilés… de deshacerse del otro grupo que ha hecho del PAN un modus vivendi, es tarea del partido, no sólo para conformar una gran alianza, sino para mantenerse como una opción que represente en su resultado, el contrapeso que requiere nuestra democracia para tener cara de tal.