La visita de Trump a Álamo no fue solo para deificar su “magna”, inacabada obra, el inefable Muro de contención a migrantes, cuyo costo es de proporciones gigantescas, pues aprovechó para agradecer al presidente López Obrador “su amistad y trabajo profesional. Tenemos 27 mil soldados mexicanos cuidando la frontera desde hace dos años y nadie pensó que era posible”, quien “es un hombre que sabe lo que está pasando; ama a su país, pero también ama a Estados Unidos”. Extraña visita y sonado agradecimiento, que expresado por un presidente que enfrenta tormentas políticas de pronósticos reservados adquieren singular significado.