Agencias/Sociedad 3.0
Un tribunal británico ha rechazado este lunes la petición de extradición de EE.UU. del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que afronta en el país norteamericano cargos por espionaje y piratería informática a raíz de la publicación de documentos secretos en su portal WikiLeaks en 2010 y 2011.
La jueza británica de distrito Vanessa Baraitser explicó el rechazo de la petición de EE.UU. por temor a que el activista pudiera suicidarse, argumentando que la extradición sería «opresiva» debido a la salud mental de Assange.
En particular, describió al periodista australiano como «un hombre deprimido y a veces desesperado» que tiene el «intelecto y la determinación» para eludir cualquier medida de prevención del suicidio que tomen las autoridades penitenciarias.
La jueza rechazó casi todos los argumentos del equipo legal de Assange y destacó que las acciones del activista, de ser probadas, «equivaldrían a delitos en esta jurisdicción que no estarían protegidos por su derecho a la libertad de expresión».
Sin embargo, enfatizó que Assange sufre depresión clínica, de moderada a grave, que se vería agudizada por el aislamiento que, probablemente, afrontaría en una prisión estadounidense.
«Frente a condiciones de aislamiento casi total […] estoy convencida de que los procedimientos [descritos por las autoridades estadounidenses] no evitarán que Assange encuentre una manera de suicidarse», señaló.
El Gobierno de EE.UU. ha anunciado que apelaría la decisión. Por su parte, los abogados de Assange planean pedir su liberación de la prisión de Londres donde permanece recluido desde hace más de año y medio.
Tras darse a conocer el fallo, Edward Snowden, excontratista de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional, ha agradecido en su cuenta de Twitter a todos los que han luchado contra una de las amenazas más peligrosas para la libertad de prensa «en décadas», en relación al caso Assange.
Por su parte, el periodista estadounidense Glenn Greenwald calificó el ‘no’ a la extradición de «gran noticia», si bien aclaró que la decisión «no fue una victoria para la libertad de prensa», sino «todo lo contrario», ya que la jueza «respaldó la mayoría de las teorías del Gobierno de Estados Unidos» y dejó en claro que creía que había motivos para procesar a Assange en relación con la publicación de las filtraciones en 2010.
Por otro lado, el fallo sí representa «una acusación contra el increíblemente opresivo sistema penitenciario de EE.UU.», tuiteó Greenwald, destacando que, en última instancia, «lo que más importa es que Assange sea liberado lo antes posible».
Assange, de 49 años, es acusado en EE.UU. de espionaje y piratería informática por la publicación desde 2010 de cientos de miles de páginas de documentos militares secretos y cables diplomáticos sobre las actividades de EE.UU. en las guerras de Irak y Afganistán, que fueron difundidos por su portal de filtraciones WikiLeaks. Los documentos clasificados y filtrados por Assange exponen numerosas irregularidades del Ejército estadounidense.
En abril de 2019, el ciberactivista fue detenido en la Embajada de Ecuador en Londres, donde durante siete años había obtenido refugio e incluso la nacionalidad ecuatoriana. De momento, el fundador de WikiLeads permanece encarcelado en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh (Reino Unido). En caso de ser extraditado a EE.UU., podría afrontar hasta 175 años de cárcel por los cargos que se le formulan.
La defensa de Assange argumenta que tiene derecho a la protección de la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU. por su condición de periodista, lo que también se extiende a la publicación de los documentos filtrados. Sus abogados también señalan que las condiciones que el activista afrontaría en una prisión estadounidense violarían los derechos humanos.