martes, noviembre 5, 2024

¡Y que se salva!…

Opiniones y Comentarios

Julio Ricardo Blanchet Cruz

diariolibertad@gmail.com

Aprovechando que la gente ha caído en brazos del Coronabichus Apanicatum; que en el colmo de la exageración ahora unos científicos dicen que el infectarse con el malvado Bicho podría alterar la calidad del esperma…

Lo que no necesariamente quiere decir que en lo sucesivo quienes sean infectados podrían tener solo hijos dedicados a la política o las religiones.  No, nada de eso.  Ni siquiera han hecho los estudios necesarios para determinarlo…

Y se puede decir que la noticia es falsa, porque los tiempos no se ajustan.  Veamos.  Si se infectó al inicio de la pandemia, quiere decir que ya recuperadito, para festejarlo pudo volver a tener relaciones sexuales…

Y que a los respectivos nueve meses después, tendría un vástago, no muy vivo que digamos, pero del que se darían cuenta de sus anomalías al paso de unos meses; a menos que estas fueran muy notorias; como pintado de algunos colores, ya saben las elecciones…

Y además tendrían que haber muchos casos similares para aventurarse a declarar la calidad del esperma.  Pero no.  Todo eso lo dicen para que la gente se vacune.  Sin que muy se entienda por qué tanta prisa, si finalmente va a ser imposible que vacunen a todos los habitantes del Planeta…

Por lo que el Bicho seguirá viviendo entre nosotros y a la primera oportunidad que le demos regresará para acabar con los que queden -y que siguen haciendo planes para el futuro como si nada estuviera pasando; lo que hace altamente sospechoso de que ahí hay gato encerrado-…

Bien podríamos darle una caladita a los Derechos Humanos de la ONU y demandar al Bicho por ser evidentemente clasista, casi racista.  ¡Que ya se contagió el Slim! pero luego-luego salió del problema, como Trump, Bolsonaro y esperemos que también la libre don Manuelito, porque sin él, que nos cuenta cuentos bien bonitos, ya no nos saben las mañaneras.  A doña Olga, con todo respeto, le falta cancha…

Pero que las bocas se les hagan chicharrón y se les cierre el cicirisco a todas aquellas personas que han inventado que al señor Presidente ya se lo estaba cargando el pintor.  Que un derrame cerebral, que la hipertensión, que los problemas cardiorrespiratorios…

Pero eso es lo que quisieran los apuntados opositores para poner a uno de los suyos. Pero díganme amables lectores, de dónde van a sacar uno decente si todos han andado metidos en el roba-roba de toda la vida.  Crecieron dentro de la corrupción.  No se les puede pedir otra cosa…

Pero regresando con don Manuelito, y la falta de sus mañaneras.  Ya casi recuperado, se acaba de aventar un Mensaje a la Nación -que digo a la Nación, al mundo entero- agradeciendo el cariño y buenos deseos -hasta de la oposición- a su restablecimiento…

Luego-luego los montados en la ola se apuntaron diciendo que se habían enterado de tal o cual fármaco por una caja de la presentación que descuidadamente tiraron a la basura y un enfermero la recogió y etc. etc. todos se atribuyen el milagro de su pronta recuperación…

Cuando en realidad, ya se sabe, por personas muy allegadas a los virus, que lógicamente prefirieron omitir sus nombres, que el Coronabichus Apanicatum tiene arreglos con los ricos para que a ellos les dé pero poquito y a los demás les atice en serio.  No se explica de otra manera…

Pero no fue fácil la negociación, pues hay muchísimo dinero de por medio; y el Bicho, antes de finalmente darse por vencido, o sea, erradicado, exigió que en su honor debían de reconocer que todos los que se murieron había sido por su causa.  Como El Batallón de San Patricio ¡vaya! y así inmortalizarse como sus parientes españoles…

No puedo pasar por alto que Don Sata, experto en todo, me señaló que al principio del sermón tabasqueño, su lenguaje corporal fue cambiando de apagado a mejor tono. Primero andaba hasta medio jorobado y ya luego como que se hizo del escenario…

Al igual que su sermón, que empezó con un tema y acabó, para no variar como Presidente de una Nación guadalupanamente laica, con su cantaleta de que hay que ser buenos; aunque esta vez sin mencionar a las abuelitas… 

El caso es que a algunos nos duró poco el gusto; y a doña Olga el susto.  A falta de mañanera, desde los pasillos de Palacio el casi recuperado Presidente se soltó como hilo de media y no había modo de que se callara…

El Sermón de la Montaña se quedó chiquito; y poco faltó que terminara diciendo: Podéis ir en paz, etc…

Por cierto que el citado sermón de Jesús a sus discípulos y a miles más -y a capela, es decir, sin micrófono- es muy parecido a lo que dice El Sermón de Benarés que Siddharta Gautama Buda (563 – 483)  pronunció hacia el año 528 antes de que iniciara esta Era.  Aunque no se ha sabido de ninguna demanda de plagio ni nada por el estilo…

Lo cierto es que Dios salve al Rey; y que se salva.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.  

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