miércoles, diciembre 18, 2024

De fraudes y cubrebocas…

Julio Ricardo Blanchet Cruz

diariolibertad@gmail.com

·                           De fraudes y cubrebocas…

No, no, no.  Por favor; que alguien me despierte.  Tengo una pesadilla.  Frans Kafka (1883 – 1924) estaba presente en el sueño y sufría terribles convulsiones.  Echaba espuma por la boca y los ojos inyectados de sangre estaban perdidos de envidia…

Se acababa de enterar que en México, para que vieran que el Ejército está con el Pueblo  -y de pasada para que no los vayan a asaltar y se las roben; ya ven cómo andan las cosas por aquí.  Si te matan por un celular; que no te vayan a matar por una vacuna.  Cuyo precio en el mercado negro es de considerarse más alto que el fentanilo…

Los soldados serán parte de las brigadas de vacunación.  Y eso se podría decir que está muy bien; los militares son los más preparados, son más ordenados y tienen tecnología de punta…

Pero no era el cuerpo de sanidad el que acompañaba a los brigadistas; sino que eran elementos de tropa fuertemente armados, con pasamontañas, casco y lentes oscuros.  Intimidantes ¡vaya!…

Todo esto en medio de una bruma de ensoñación digna de una escena del Hollywood de la posguerra, cuando los soldados, arriba de sus tanques, entraban victoriosos repartiendo chocolates a los ciudadanos que los aclamaban y las chicas se arrojaban a sus brazos…

Pertinente aclarar que los tanques estaban recién salidos del tanque-lavado y los soldados recién bañaditos y rasurados.  Y lo mejor de todo es que la gente se lo creyó y la imagen de los yanquis salvadores aún prevalece…

Pero ya ven cómo son los sueños, amables lectores.  Se salta de una escena a otra y hasta se traslapan sin ningún orden ni sentido. Bueno fuera que uno soñara lo que se quiere; pero no…

El caso es que de la escena de la vacunación con soldados y toda la cosa, captada en una fotografía que subieron a la Red.  La que le pido a los dioses que sea falsa; porque de ser verdad, circulará por medio mundo y no faltará quien diga que están vacunando a fuerza.  Ya saben cómo son los medios de amarillistas con tal de vender…

Pues en esa misma pesadilla, aparecía otra escena, que luego esa sí se subió a la Red -ya ven como anda lo del espionaje que ya saben hasta lo que se piensa- donde una brigada de vacunación, con chalecos de Morena -que no del Gobierno federal, como debe de ser; sino de Morena- donde lo vean los del INE se van a enojar…

Pero eso no era lo peor; lo peor es que los elementos de sanidad, para llevar un registro, pedían la credencial del INE a quienes iban a vacunarse, misma que fotografiaban.  Y además debían de retirarse el cubrebocas para sacarles una foto; y si no lo permitían, les decían que no les garantizaban que los fueran a llamar para la revacunación…

Para ese entonces yo sudaba frío, temeroso de que se estuviera preparando un fraude para las próximas elecciones; y Kafka medio recobraba la consciencia y balbuceaba; No puede ser, no puede ser…

Refiriéndose tal vez a que el hombre al que le hicieron dos fraudes monumentales, evitando que llegara a la Presidencia, estuviera preparando un fraude para no perder la mayoría en la Cámara Baja…

En ese momento desperté, ahogándome como si un policía yanqui me estuviera apretando el cuello con la rodilla y no pudiera respirar; y sobresaltado, de una manera inconsciente, casi automática podría decirse, me arranque el cubrebocas con el que me había quedado dormido y por eso me estaba ahogando…

Al respirar aire sin filtro, recuperé el sosiego y me quedé nuevamente dormido pensando en que no debía de volver a cenar tan pesado.  Y que sería bueno irse a vivir a los Países Bajos, donde ya prohibieron los cubrebocas.  ¡Lo que son las pesadillas!

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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