viernes, noviembre 22, 2024

El mundo en peligro

La revista Foreign Affairs en su primer número del año pasado, sorprendió a muchos al dedicarlo a la reflexión sobre el futuro del capitalismo. Después de todo, se trata de una de las publicaciones emblemáticas del poder americano, de la siempre desafiante visión del lugar que su imperio tiene y debe tener en un mundo en indudable remoción.

Encabezados por el reconocido economista político Branko Milanovic, ahora en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, anterior economista del Banco Mundial y varias otras instituciones, un selecto grupo de estudiosos despeja algunos de los panoramas que nos dejó la Gran Recesión de 2008-2009 y su dura secuela de recuperaciones tardías y desiguales. Sin haberlo imaginado, las consideraciones de Milanovic están siendo sometidas a nuevas tribulaciones, de mayor calado y urgencia, al calor de la pandemia y el desplome económico global que le han planteado al mundo un auténtico reto existencial. Como afirmaba Francisco Fernández Buey: “(…) por primera vez en la historia de la humanidad, la palabra ‘mundo’ ha adquirido un sentido pleno: nuestro mundo, el mundo del que hablamos, es hoy realmente los cinco continentes” (Ética y filosofía política, España, ediciones bellaterra, 2000).

El capitalismo se quedó solo, tal y como postula Branko en su importante libro Capitalism Alone (Inglaterra, Harvard University Press, 2019), pero esa soledad no equivale al ejercicio incontestado de su antigua hegemonía; entre otras razones porque aparte de haber sido el epicentro del desplome, Estados Unidos ha vivido una estrujante tragedia sanitaria y una no menos estrepitosa crisis política que ha puesto contra la pared su célebre cuan compleja y sinuosa estructura democrática.

El mundo está en peligro porque, además de lo ocurrido en estos terribles meses, es ya innegable que a la pandemia pueden seguir no solo otras y más agresivas, sino una mayor dislocación planetaria, al irrumpir los efectos globales del cambio climático. Trump puede haber quedado atrás, pero no quienes comulgan con su irracionalidad destructiva y niegan las amenazas del cambio. Ahí están, agazapados y no tanto, a la espera de capitolios por sitiar y asaltar.

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