Todo era felicidad, siendo oposición las redes sociales estaban con él, lo apoyaron en todos y cada uno de sus tuits. Se le festejó cuando se burló de un supuesto cáncer de Peña Nieto. También pidió la renuncia de Calderón y Peña innumerables veces y miles y miles lo secundaron. Durante la campaña no fueron pocas las ocasiones que se refirió a las “Benditas” Redes Sociales como indispensables para su victoria electoral. Eran otros tiempos, eran los tiempos de ser oposición.
Exigió que no se les ocurriera censurar el internet, sería un atentado contra la libertad del pueblo a expresarse. Pero los tiempos cambian, ahora ya no es el opositor twitero que todo crítica y todos festejan alegremente, ahora él es el Presidente de México.
Sus asesores aseguran que está perdiendo presencia positiva en las redes sociales, yo no estaría tan seguro de esa suposición, en lo personal yo creo que nunca las tuvo, y me voy a explicar: En los toros todos le gritan de insultos al torero que esta dando la faena, sobre todo cuando esta es mala. Esto nunca significa que los asistentes tengan predilección por el siguiente torero, ni que por gritarle a uno le vayan a festejar todo al otro. La gente grita porque puede y quiere gritarle al torero.
Si el torero que sigue al ruedo festeja y festeja que insulten al torero en turno, debería pensar que a él también lo van a insultar, es parte de la fiesta y la diversión de muchos de los que van a los toros, sobre todo cuando este torero tampoco tiene muchas suertes que ofrecerle a los asistentes.
Yo no voy a los toros ni me considero un aficionado, pero en alguna ocasión que fui, me tocó ver al torero siguiente como estaba de nervioso antes de entrar al ruedo. Estoy seguro que le pesaba cada uno de los insultos y burlas que le lanzaban al que estaba toreando antes que él, sabía que, así como en las redes sociales, los insultos al otro torero no eran un apoyo implícito a él, y que, llegado su momento, le tocarían las mismas mentadas, después de todo, tampoco tenía nada sobresaliente que ofrecer en el ruedo.
El asunto es que hasta el día de hoy, a ningún torero se le ha ocurrido exigir que el publico se comporte diferente cuando es su turno de torear, saben que es parte de la fiesta brava, lo único que pueden hacer es encomendarse al Santo o Virgen de su preferencia y hacer lo mejor posible para dar una buena lidia y con suerte, cortar una oreja.
Lo que tenemos ahora es un presidente que ya no le gustan las redes sociales, ya se dio cuenta que el toro es bravísimo, incómodo de torear y los asistentes ya están hasta la madre de ver malos toreros toda la tarde, están ansiosos por ver al principal, al que prometía todas las suertes posibles y salir en hombros era poco.
Las redes sociales solo son el termómetro del estado de animo de una parte de la población. No definen, solo, si acaso, describen lo bien o mal que está resultando la faena, eso en todo caso, es responsabilidad del torero o del presidente. Al final, si la faena es buena, el público lo aceptará. Si es mala, ni les cuento lo que pasa.
No vale la pena torear sin público, así como tampoco se vale querer censurar las redes sociales una vez en el poder.
Es parte de la fiesta brava de la democracia.
Si no les gusta, siempre hay lugar en el tendido.
Jorge Flores Martínez
Twiter: @jorgeflores1mx