Es interesante el encuentro entre dos individuos fraguados en la faena política y en diferentes escenarios sociopolíticos, tales circunstancias los hace necesariamente distintos. De inicio actúan en condiciones materiales muy diferentes, Biden gobierna un país altamente industrializado y la economía más desarrollada del mundo; AMLO una nación cuya geopolítica obliga a una intensa interacción económica con su vecino del norte. Biden, es, como AMLO, un animal político, pero ambos con trayectoria diferentes, pues uno ha sido legislador por casi 30 años, y el otro ha militado en la oposición durante casi el mismo periodo. La asimetría de circunstancias los coloca en escalas diferentes que, sin llegar a la dependencia absoluta ni nada que se le parezca a la sumisión, pone a uno en situación de dar y al otro de pedir, y en la necesidad está la coyuntura, de la manera en cómo se maneje esa circunstancia dependerá el tipo de relación entre ambos. Muy cuidadoso Biden, de allí el adelanto a través de su vocera de sacar de la agenda el asunto de las vacunas (como un “evíteme la pena de decirle que no”). También de la insistencia de comunicar desde allá, después de la reunión, que no hubo trato alguno respecto a las vacunas. Hay más diplomacia que política ¿será buena señal? Que lo diga Ebrard.