Agencias/UNAM
Expertos de la UNAM declararon extinto el glaciar Ayoloco ubicado en la cima del volcán Iztaccíhuatl, por lo que éste jueves 22 de abril colocaron una placa de acero para dejar huella del lamentable hecho.
El glaciar Ayoloco, era uno de los mayores generadores de agua dulce, ubicado en la cumbre del volcán Iztaccíhuatl, y aseguraron que de no tomar acciones que inhiban su desintegración, el resto de glaciares mexicanos desaparecerán en las próximas décadas.
Los integrantes del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, Anel Pérez Martínez y Hugo Delgado Granados, fueron los encargados de colocar una placa de acero en el sitio donde se encontraba instalado el cuerpo de hielo, uno de los pocos glaciares que aún sobrevivían en México.
La inscripción, firmada por la máxima casa de estudios, fue instalada para plasmar la importancia de su perdida, ya que estas masas de hielo funcionan como revesas estratégicas de agua, pues de acuerdo con la comunidad científica, los glaciares comprenden el 90% de agua dulce de nuestro planeta.
Sin embargo, desde el siglo XX, su presencia ha disminuido paulatinamente y este detrimento se desató en las últimas dos décadas. Los vulcanólogos y montañistas de la UNAM lamentaron su desaparición por la importancia ecológica que representan, preocupación que quedó plasmada a través de la placa de acero:
“A las generaciones futuras: Aquí existió el glaciar Ayoloco y retrocedió hasta desaparecer en 2018. En las próximas décadas los glaciares mexicanos desaparecerán irremediablemente. Esta placa es para dejar constancia de que sabíamos lo que estaba sucediendo y lo que era necesario hacer. Solo ustedes sabrán si lo hicimos”.
Una placa de deshonra recuerda al glaciar Ayoloco
La placa, establecida a 200 metros del refugio “Otis McAllister” en el lado poniente del Iztaccíhuatl, fue colocada no como un sinónimo de tributo, de acuerdo con Pérez Martínez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura de la Coordinación de Difusión Cultural, sino como una manifestación de los efectos secundarios de las actividades antropocéntricas.
“Ésta no es una placa de honor, es una placa del deshonre, de la vergüenza que nos da, no el cambio climático, sino la emergencia climática”, aseguró la montañista, pues su ausencia impacta en la disponibilidad de agua y regulación del clima.
Delgado Granados, quien ha estudiado la desaparición de glaciares desde hace 40 años, explicó que estos glaciares son masas de hielo que permanecen en las cumbres de las montañas a lo largo de un año y que se extinguen debido al cambio climático y la influencia de la actividad humana.
“Las temperaturas que normalmente conservaban estos cuerpos de hielo han cedido ocasionando su desaparición”, detalló el vulcanólogo del IGf.
El investigador recordó que este fenómeno afectará, de forma directa, en la cantidad de agua a la que tendremos acceso. Además que su desaparición implicará que, la temperatura incremente a escala global, lo que inhibe las precipitaciones, parte esencial del ciclo hidrológico.
El académico universitario estimó que, “esta pérdida impactará de manera definitiva en el curso del agua, la flora y la fauna al ser en estas cumbres donde se origina el líquido”, pues Ayoloco fue uno de los glaciares más emblemáticos del país, el cual era visible desde el Valle de México, entregándonos una experiencia visual como pocas.
Extinción del glaciar Ayoloco, también impacta a la cultura
A su vez, Pérez Martínez concibió a los glaciares como “hechos culturales”, ya que además de su importancia ecológica y ambiental, Ayoloco, junto con los volcanes mexicanos, han sido protagonistas dentro de las artes visuales, fotografía, filmografía y, en particular, en la literatura mexicana.
La académica externó que las montañas son hechos geológicos, pero también culturales. “Tenemos una relación con el paisaje, una relación religiosa, espiritual, emocional, económica y, desde luego, histórica”.
En este contexto, la experta aseguró que sin importar con la perspectiva en que sean apreciados, lo importante es reflexionar en torno a su preservación. “Si no cuidamos a nuestro planeta, éste va a seguir existiendo; los que no vamos a seguir existiendo somos nosotros. En la medida que lo protejamos, tendremos la posibilidad de darles un mejor mundo a quienes nos siguen, a nuestros hijos”, puntualizó.
¿Por qué celebramos el Día Internacional de la Tierra?
El Día Internacional de la Tierra, celebrado hoy 22 de abril, ha sido conmemorado desde 1970, en la búsqueda de concientizar acerca de las consecuencias del cambio climático y sobre los retos necesarios para preservar los hábitats que conforman nuestro planeta.
Desde el 2009, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció un tema específico, relacionado con los efectos del calentamiento global, para abordar anualmente.
En esta ocasión, se trata de “Restaurar nuestra Tierra”, por lo que la organización exhortó a la población a reflexionar sobre el actuar que ha propiciado el cambio climático, como es el caso de los crímenes de perturban a la biodiversidad, como los incendios forestales o el desecho de plásticos en los océanos.
Aunado a esto, los representantes de la ONU hicieron referencia a la emergencia sanitaria actual, pues el Covid-19 ha surgido como consecuencia de la invasión de hábitats naturales, en los que se encuentran especies silvestres, de los cuales desconocemos su naturaleza y los efectos de interactuar cerca con ellas.
“Una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada cuatro meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de animales. Esto muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental”, expresaron representantes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).