Ni duda cabe que la inseguridad pública sigue siendo uno de los problemas centrales de este país y lamentablemente no se advierten estrategias adecuadas para siquiera menguar el grado de su virulencia; está muy lejos de la promesa ofrecida en la campaña de 2018 de resolverla con solo un llamado a la concordia. Las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública no informan de reducción de índices delictivos. Existe aún elevada incidencia en delitos de alto impacto: homicidio doloso, feminicidio, robos, extorsión, narcomenudeo, huchicol. Obviamente, hay entidades como Baja California Sur, Chihuahua, Michoacán, Sinaloa, Tlaxcala, Estado de México, Veracruz, etc., donde esos delitos acentúan marcadamente su recurrencia. La Guardia Nacional aún no hace sentir su presencia o, peor, tan mal están las cosas que pese a contar con ella, el crimen sigue imparable.