Han quedado para la anécdota aquellas mantas guindadas en enero de 2019 en el frontispicio de los hospitales públicos de la entidad donde se leía: “en este hospital los pobres, los indígenas y los desamparados son primero”, una leyenda que fue perdiendo vigencia al paso de los días con el clamor desesperado de enfermos de cáncer pidiendo medicinas para su tratamiento y que en respuesta el Secretario Ramos Alor decía “estamos en una temporada donde se consume bastante medicamento, y eso ha generado desabasto”. Obviamente, la retórica era mentirosa porque aún ahora el problema subsiste pese a las “compras” que en potencia se dibujan. Vía crucis de los padres de niños con cáncer en los pasillos del CECAN, del Pediátrico de Veracruz, del Regional de Río Blanco y de Coatzacoalcos. Incipiente populismo el de la zarina Catalina la Grande, de Rusia, cuando decía: “Hay que hacer las cosas de forma que el pueblo piense que quiere que se hagan así”. Pero, hay desabasto y lo peor es que la autoridad no lo reconoce ni mucho menos remedia.