Vaya fecha escogió la vicepresidenta de Estados Unidos para visitar México: un día después de las elecciones más grandes de nuestra historia. Es completamente previsible que los ánimos estén todavía caldeados por la competencia.
¿Será una coincidencia la fecha o algo planeado?
Si es lo primero, qué desafortunado. Alguien debió aconsejar que Kamala Harris viniera una vez que se tuvieran los resultados oficiales y calmado las aguas. Tan es así que ambos gobiernos decidieron cancelar la visita de la vicepresidenta al Senado por posibles protestas que habría en su presencia.
Si, en cambio, es planeado, la pregunta es para qué.
Especulo. Al venir Kamala un día después de los comicios, el gobierno de López Obrador tendrá que ser más cauto en sus declaraciones sobre lo ocurrido ayer. Bajo la mirada de la segunda política más importante del vecino del norte, el Presidente estará obligado a ser más institucional.
La gran pregunta que muchos nos hacemos es cómo reaccionará AMLO frente a los resultados. ¿Reconocerá, como en el pasado, donde ganó, pero desconocerá las derrotas o aceptará el combo entero con triunfos y reveses? ¿Encenderá la pradera con discursos incendiarios al momento que aterrice Harris o se comportará como jefe de Estado?
Mañana lo sabremos.
Mientras tanto, hay que reconocer que la visita de la vicepresidenta no será nada fácil para el Presidente. El asunto prioritario será la migración. Ésta ha sido la piedra en el zapato para el presidente Biden. A diferencia de otros temas, está lejos de resolverlo. Cada vez hay más indocumentados tratando de cruzar hacia Estados Unidos. Muchos de ellos mexicanos debido a la crisis económica del año pasado.
Biden había nombrado a Roberta Jacobson, exembajadora estadunidense en México, para arreglar este problema. Como no funcionó, la removió rápidamente y le aventó la papa caliente a la número dos de la Casa Blanca. Será un desafío enorme para Kamala, quien es la demócrata que encabeza la lista en el proceso de sucesión presidencial de Biden.
Y ahí viene Trump de regreso. Este fin de semana por fin salió de su club de golf para arengar a su partido. Y el principal tema con el que criticó a la administración Biden fue el aumento de la inmigración en la frontera sur.
Por su historial y futuro políticos, Kamala meterá duro la pierna en el tema de la migración con López Obrador. Tal como lo hizo Trump en su momento. AMLO le dio todo lo que pedía al expresidente quien, a cambio, no se metía en los otros temas de la relación bilateral, salvo, desde luego, el nuevo tratado de libre comercio donde México también accedió a todas las demandas de Trump y los demócratas que controlaban el Congreso. Esto le convenía mucho a AMLO. Podía hacer y deshacer sin que la Casa Blanca se metiera en lo que estaba pasando en México.
¿Será lo mismo con Biden–Harris o sí presionarán al Ejecutivo mexicano en otros temas?
Está, por supuesto, el tema del trasiego de drogas que, como siempre, Estados Unidos pretende que México detenga como si fuera posible. Están las reformas económicas de AMLO que han afectado los intereses de corporaciones estadunidenses. Están las posibles sanciones laborales por las nuevas provisiones del T-MEC que están empujando los sindicatos del vecino del norte.
Pero quizá el tema más interesante es el del futuro de la democracia mexicana. Biden ha lanzado una iniciativa global para defender los regímenes democráticos liberales frente al embate de los populismos autoritarios. Ahí está, por ejemplo, el anuncio de que su gobierno incrementará el financiamiento de organizaciones no gubernamentales en el mundo para combatir la corrupción.
Y no es que Estados Unidos sea un alma caritativa que quiera defender a la democracia. Esto hay que entenderlo como una forma para contraatacar electoralmente a Trump y sus incómodos socios populistas, como Putin.
A lo mejor por eso viene Kamala hoy. El gobierno de Biden estaría mandando el mensaje que sí está viendo el desarrollo de la democracia mexicana.
Porque una cosa es que la súper potencia tolere regímenes populistas autoritarios en Venezuela, con su militarización y desastre económico, y otro es tener algo similar en el vecino del sur. Esto no le convendría a los intereses estadunidenses. Y eso es lo único que les importa a los vecinos. Como decía John Foster Dulles, “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”.
Habrá que ver cómo reacciona AMLO frente a los resultados electorales y si Harris realiza declaraciones sobre las elecciones en México.
Twitter: @leozuckermann