¿Se han dado cuenta que poco, muy poco se le reconoce a Esteban Ramírez Zepeta en estas pasadas elecciones, tras haber obtenido Morena un contundente triunfo? Para más, ¡los ojos se posan en Juan Javier Gómez Cazarín! Es de los fenómenos más raros que se pueda observar en un partido donde el líder, a pesar de los logros, pasa sin pena ni gloria…
Caso contrario ocurre con “los perdedores”, por decirlo de algún modo, pues en la democracia, se gana o no, y si hay tablas, desempate.
En Veracruz, a sabiendas del monstruo al que se iban a enfrentar, se creó una alianza entre PAN, PRI y PRD.
Si bien, en algunos puntos de la entidad, dieron batalla y sacaron la casta, como en Cosoleacaque, Orizaba, Veracruz, Boca, Tihuatlán, no fue suficiente para alcanzar el objetivo soñado.
Hoy, hay quienes pretenden crucificar a los dirigentes de la Alianza ante los resultados conocidos. Si bien, por tener sobre sus espaldas la responsabilidad de la contienda electoral, ¿hasta qué punto pueden ser responsables si no se alcanzó la meta? Si hubieran sido otros los dirigentes o no se hubiera hecho alianza, ¿habría variado en algo el resultado? ¡Sepa! Se trabajó con lo que se tenía y listo.
También hay que tomar en cuenta lo irregular que fue esta elección en algunos casos, para entender la posición de un PAN, PRI y PRD, donde hay que tomar en cuenta un factor sumamente relevante: el aparato del sistema en el poder encima de ellos.
Ejemplos: Rogelio Franco Castán, candidato del PRD a diputado por la vía plurinominal, detenido por ultrajes a la autoridad; Goyo Gómez, candidato del PRD a la alcaldía de Tihuatlán, detenido; Nicolás Ruiz, candidato del PAN a la alcaldía de Minatitlán, detenido; José Johny Homero Domínguez, candidato del PRI a diputado por el distrito de Perote, detenido… sumen los que fueron “invitados” a bajarse de la contienda o amenazados…
En el caso de la Alianza Veracruz Va, es claro que el “gran perdedor” fue el PAN a quien sus adversarios (al interior del partido) ya se le fueron a la yugular del Chapito con o sin razón. Por supuesto, jamás una derrota dará positivos más que el decir “salimos vivos”.
En comparación con la elección del 2018, tomando en cuenta los números de la contienda por la gubernatura y cerrándolos en 1 millón 500 votos, se diría que en esta ocasión el PAN perdió dos terceras partes… catastrófico; y eso que en el 2018, el PAN contó con el Gobierno estatal en el poder.
En el caso del PRI, aplicando el mismo criterio, donde Pepe Yunes quedó con 500 mil votos con todo y Gobierno federal y cuate Pepe Meade; en esta ocasión, el tricolor baja a unos 350 mil votos. Aunque en este caso, hay que hacer cierta salvedad: de los 30 distritos en disputa, al PAN le tocaron quince; al PRI, 9 y al PRD, 6. Es decir, ¿quién de los tres tenía mayor posibilidad de obtener más votos?
El otro aliado, el PRD, se podría decir que salió ganando… en la misma comparativa, en el 2018, obtuvo 138 mil votos, mientras que en esta ocasión alcanzó los 192 mil… 50 mil más.
Por eso decíamos al principio, cuando hablábamos del reconocimiento de las dirigencias… Esteban Ramírez, siendo el triunfador, pasa desapercibido; en el caso del Chapito, quizás por tener a la vuelta de la esquina la renovación de la dirigencia, es que le hincan el diente con ganas lo que hace ver más estrepitosa la caída del PAN en Veracruz; en el caso de Marlon, mantiene al PRI como tercera fuerza y está en tiempo de impulsar estrategias que reposicionen, retomen o generen nuevos liderazgos regionales y sí destacar que lo obtenido, yendo en alianza y con un número menor de candidatos, daaría lugara para hablar de números positivos; en tanto Sergio Cadena Martínez, a punto de cumplir un año en la dirigencia, está en tiempo de armar consensos con los liderazgos perredistas y al igual que el PRI, con un reducido número de espacios para competir, es igual destacable su número de votos.
Ahora, hay que esperar que se acomoden bien los números de la elección tanto federal como local en Veracruz, para dejar en claro quién ganó más, quién perdió más… o quedó tablas…