Sin lugar a dudas los sucesos al interior de su gobierno no están resultando muy favorable al presidente López Obrador, al adoptar la tesis que combina la moral y la política como estrella de referencia para su proyecto de hacer un gobierno de cambio genuino. Maquiavelo postulaba la incompatibilidad entre la moral y la política, no por inclinación perversa a la maldad, sino en base de su envidiable conocimiento de la condición humana. Los acontecimientos icónicos de la humanidad otorgan crédito a esa tesis, pues las traiciones, envidias, chismes, rumores, venganzas etc., constituyen un denominador común de la actividad política, de allí que la lealtad y la gratitud aparezcan siempre como uno de los valores más reconocidos del hombre. El discurso del presidente López Obrador está saturado de referencias moralistas, de “abrazos”, “caricias”, “bondad”, “caridad”, etc., nada combinables con la actividad política, suponerlo así acerca al naufragio seguro. Con este exordio acompañamos el caso de Delfina Gómez, Secretaria de Educación en el gobierno de la CuartaT, ahora que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó la multa impuesta por el INE a Morena de 4 millones 529 mil pesos a porque durante el periodo 2014-2015 omitió informar haber recibido financiamiento de la asociación Grupo Acción Política con recursos provenientes del ayuntamiento de Texcoco que presidía la señora Gómez. Esa omisión configura un delito electoral que quizás con esa sanción se subsane, pero, ¿en qué categoría moral se coloca la acción de retener el 10 por ciento de los sueldos de sus colaboradores en el ayuntamiento? ¿No es acaso explotación laboral? Nada para espantar, de eso en México estamos curtidos, pero Delfina Gómez es la Secretaria de Educación de un gobierno cuyo postulado fundamental es el cambio para mejorar, y porque, supuestamente “no somos iguales”. Y eso equivale, debe suponerse, ser iguales ante la ley. Sería lastimoso tirar por la borda el avance, así sea pírrico pero estimable, de la lucha contra el patrimonialismo político que a duras penas ha venido intentando construir el actual gobierno; sin duda habrá frijoles en el arroz, pero queda el antecedente.