No parece ser erróneo el diagnóstico del senador Ricardo Monreal respecto a una posible ruptura al interior de Morena a causa de la premura presidencial por adelantar el proceso sucesorio, es posible advertir síntomas que así lo confirman, y se van acentuando conforme avanzan los acontecimientos. Lo podemos comprobar en Oaxaca, donde la senadora Susana Harp está que trina contra la dirigencia formal de Morena a la cual atribuye tendenciosa intervención a favor de quien ya presume la candidatura, porque, dice, “fuimos engañadas, nos usaron para ganar sus candidatos”, pues infiere que hubo “mano negra” en la “consulta” para decidir la candidatura al gobierno de esa entidad, y reta a Mario Delgado a demostrar con pruebas fehacientes que no es así. Ese criterio respecto al método de consulta utilizado por Morena para “elegir” candidaturas coincide con el de Gibrán Ramírez, un politólogo abiertamente adscrito al lopezobradorismo que en últimas fechas ha expresado en sus aportaciones semanales a Milenio su inconformidad respecto al modelo de “consultas”, porque las considera poco confiables. En su artículo del lunes pasado Gibrán hace referencia a la “consulta” que en 2018 decidió la candidatura al gobierno de la CDMX, cuando compitieron Martí Batres, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, y ya sabemos quién resultó la ganadora. Hubo consigna, desliza Gibrán Ramírez, porque la señora Sheinbaum no era la más conocida de entre los pretendientes, no más que Monreal, al menos. Estos casos, los de la senadora Harp y el de Gibrán Ramírez, son brotes de lo que se ve venir en Morena, con riesgo de severa ruptura que seguramente mantiene preocupado al estratega mayor de ese partido. Al inicio del cuarto año de gobierno el presidente aún conserva vigoroso control de la situación política en su Movimiento, pero se duda vaya a escapar del síntoma ineludible del quinto año, cuando las marcas de la decadencia se empiezan a notar con mayor nitidez y la carga del desgaste provocado por el ejercicio del poder se antoja inocultable. ¿Cuántas fisuras más habrá en el futuro inmediato y cómo se resarcirán las heridas? lo estaremos comprobando conforme transcurre el tiempo y los acontecimientos de índole política, que corren en paralelo con la preocupante pandemia sanitaria, la inflación galopante, la violencia y la acentuada ausencia de la inversión pública y privada. Entonces, ante las circunstancias descritas, quizás, solo quizás, los opositores harán sentir su potencial competitivo. Aunque más bien el problema de Morena radica en evitar una implosión que dé al traste con el proyecto postulado por la CuartaT.