martes, noviembre 5, 2024

Inflación, tema recurrente

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Durante los sexenios presidenciales de Echeverría y López Portillo, una vez agotado el modelo de desarrollo estabilizador que llevó la economía mexicana a estándares aceptables, se suscitó un acentuado periodo de crisis económicas recurrentes identificadas destacadamente por los elevados índices de inflación. A partir de esos periodos sobrevinieron sucesivas crisis económicas que desembocaron en devaluaciones con acentuada inflación. El presidente Miguel de la Madrid, en el último año de su gobierno, el 22 de Mayo de 1988, concilió un Pacto de Solidaridad Económica con el sector empresarial y los trabajadores para controlar la incesante inflación, pues en 1987 había alcanzado una tasa del 159%, aunque en 1988 se redujo al 52%. Cuando inicia su gobierno, Salinas de Gortari firmó en 1989 el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE), para controlar los precios de productos básicos que, según la Asociación Nacional de Estudios para la Defensa del Consumidor, mostraban un escenario de locura: el kilo de cebolla costaba 720 pesos, en 1989, y en 1990 6,796 pesos; el kg. de jitomate de 1,700 subió a 4,000 pesos; los chiles serranos, de 4,500 a 4,890 pesos; la papa, de 1,700 a 3,390 pesos; la naranja, de 650 a 1,690 pesos; la manzana, de 2,100 a 6,990 pesos; la leche Nido, de 5,760 a 12,300; el frasco de consomé de pollo Knor, de 5,363 a 8, 775 pesos; el queso manchego de 4,400 a 8,030 pesos; el yogourt Chambourcy, de 517 a 850 pesos; el jamón Swan, de 7,093 a 22,750 pesos, etc. Y en el sector de los “lujos: en “Pardueles” vendían trajes a un millón 699, 000 pesos…” El Palacio de Hierro” anunciaba: “Para el pequeño, su divertido traje de soldadito, en acrílico 100%, verde o marino. 1 a 3 (años). Normal 124, 500 pesos. Precio pacto 118,898”. Otros tiempos, otros datos, porque de igual manera ahora tenemos encima una inflación del 7%, y debiera empezar a preocuparnos, para nuestra tranquilidad ahora contamos con una institución como el Banco de México, a cuyo encargo está controlar los índices inflacionarios y la política monetaria del país, y seguramente lo hará en base a la autonomía de que goza, con la eficiencia que caracteriza a sus decisiones, pues está ajeno a los vaivenes de la política. Ojalá así permanezca.

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