martes, noviembre 5, 2024

La mentira…

Antes de entrar en la polémica de la mentira -que es el escabroso tema que quiero tratar con Ustedes -ya sabrán mis tres amables lectores, atentos siempre al devenir de la vida, el por qué lo vamos a analizar-…

Ya que la mentira, es el más violado de todos los mandamientos de la Ley de Dios -cuando menos para los creyentes- aunque lo mismo y puede equipararse con ese otro que dice que no desearás a la mujer de tu prójimo.  Asunto que un día lo trataremos pues tiene relación con los celos…

Y sin poder dejar de citar a Francisco VI, cuando dijo: “Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad, si no se engañaran los unos a los otros”.  Fin de la cita…

Mis avispados lectores ya se habrán dado cuenta que no hago referencia al señor Papa argentino.  Si él lo dijese, seguro que lo crucifican. Nadie cuenta más mentiras que ellos.  Díganle a un niño moderno de esos que manejan las computadoras como antes nosotros jugábamos a las canicas; que Don Jehová mandó a su hijo a que lo crucificaran…

Y seguro que acude a los derechos de la infancia para poner una demanda de sana distancia.  O díganle que un cuate en su nombre abrió los mares para ahogar a sus enemigos -y tantas y tantas más fantasías- y se muere de risa y llama al 911 para que se lo lleven al psiquiátrico…

El que pronunció esa irrebatible sentencia, fue el Sexto Señor de la Roché; más conocido como La Rochefoucauld (1613 – 1680) Somos mentirosos; es gacho aceptarlo, pero es cierto.  En descargo, hay animales que engañar a sus enemigos -los zorros son muy astutos- por lo que mentir no es por llamarlo de alguna manera, antinatural

Además, mentimos por ejemplo.  Más claro; mentimos porque los mayores nos enseñaron a mentir.  Como de igual forma nuestros padres fueron enseñados por sus padres a mentir; y los abuelos, y los otros y los otros y los otros; e hicimos lo mismo con nuestros hijos.  Les enseñamos a mentir…

El mentir, el engañar, llega a ser encomiable, premiable, ejemplar.  En la guerra es un arte.  Tienes que engañar al enemigo.  Que ha sido el mérito de los grandes Generales de la Historia.  No como los que sueltan bombas y se cuelgan medallas…

Y desde luego de las religiones, verdaderas especialistas en vivir del cuento engañando a quien se deja.  Y qué digo engañando, chantajeando es la palabra justa, pues amenazan con la excomunión y te vas al infierno…

También por ahí dijo Platón (427 – 347) que el mentir estaba reservado a los médicos.  Y todo esto se trae a cuento por un video en el que el señor Presidente López Obrador, desde el atril presidencial, hace no mucho, echa en cara lo que hacían los gobiernos neoliberales al permitir que sus hijos y familiares anduvieran presumiendo de lujos, viajes, joyas.  Que es exactamente lo que está sucediendo con su propio primogénito. Y termina el video cuando dice ¡Esto ya no es así!…

Decía Marco Fabio Quintiliano (35 – 95) “El embustero debe de tener buena memoria”; y, por lo visto, o el señor Presidente tiene ya lagunas mentales, o es un redomado mentiroso, cínico por añadidura…

Que considera que quienes lo escuchamos somos tan tontos que no nos damos cuenta de su manera incongruente de proceder al juzgar a los demás y de verse a sí mismo.  Es patético. Hay que estar pendientes de lo que se dice desde el extranjero.

El video está en por todos lados; pero lo pueden ver en

Diario Libertad blog spot

Gobernantes.com

Sociedad 3.0

Si no, por ahí les llegará de algún medio.  El asunto le está dando la vuelta al mundo. El “No somos iguales”, se derrumbó. De seguirlo repitiendo habrá que llevarlo de urgencia, no con el cardiólogo, sino con el psiquiatra…

Ya perdió piso.  Tiene sus ratos de lucidez; pero no está en sus cabales.  Seguro será tema de pancartas en las próximas manifestaciones

Pero por el momento; y debido a que fui acremente señalado por hablar de la adulación y la bajeza de quienes así se conducen, ya que no es propia en la amistad.  Regreso a la carga y cito las palabras de Aristóteles (384 – 322) “Todos los aduladores son mercenarios; y todos los hombres de bajo espíritu son aduladores”…

Lo que, por supuesto, tiene que ver con las palabras que el señor Presidente pronunció referente al doctor, Hugo López-Gatell, ahí presente y sonriente, al decir: “Si no tenemos un experto con la capacidad intelectual de Hugo, nos acaban”…

Oración, que los conocedores del lenguaje político han interpretado como que el Presidente no se ha dado cuenta que el asunto de las pandemias no se ha acabado.  Aunque otros, los mal pensados de siempre, dicen que a la oración se le debe intercalar después de experto “a quien echarle la culpa,”; pues en el fondo el responsable es él…

Pero no lo es de que haya millones de personas con sobrepeso y diferentes padecimientos relacionados con la obesidad, que finalmente son los que llevan a los infectados a la muerte.  Y seguirán muriendo mientras no se tomen medidas para cambiar radicalmente la alimentación de comida rápida, comida chatarra.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.      

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