lunes, noviembre 4, 2024

«Nada nuevo bajo el sol», «La historia se repite».

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No son ociosos los aforismos del encabezado, pues forman parte del aprendizaje de la humanidad tras los largos siglos de amargas experiencias en las cuales figura como principal protagonista la lucha por el poder universal. Todo comienza con una primera concesión y las demás sobrevienen como cuentas del rosario. Bien lo decía Venustiano Carranza al manifestar su desacuerdo con los resultados de las pláticas de Ciudad Juárez, cuando los negociadores de Madero (su padre, su tío, su hermano, entre otros) accedieron a compartir el poder con las facciones del porfirismo: “en política- decía Carranza- la primera concesión es la que cuenta” y concluía “Revolución que transa, Revolución que se pierde”, los sangrientos de la decena trágica le dieron la razón en febrero de 1913. Igual ocurrió cuando Hitler invadió Austria y luego Polonia y las naciones de occidente poco o nada hicieron para impedírselo, pensando que un “hasta allí” sería suficiente. Tal ocurrió ahora con Rusia, pues en 2014 invadió la península de Crimea en territorio ucraniano y nada sucedió, fue la primera concesión, y durante este proceso ya reconoció a los separatistas de Donetsk y Luhansk, fronterizos con Rusia. Guerras de expansión iniciadas casi a partir de la disolución de la Unión Soviética en 1991 pues la OTAN ha avanzado hacia el Este y Rusia se siente cercada, Una vez en posición de fuerza, Rusia camina hacia el Oeste en un intento por evitar el cerco. Así las cosas el Consejo de Seguridad de la ONU ya condenó la invasión de Ucrania por Rusia, lo que China no acompañó ¿por qué? porque pronto, a su vez, podría dar el zarpazo contra Taiwán.  

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