Según se advierte, ante la proximidad de la celebración de la consulta pública sobre la Revocación de Mandato, desde el partido en el poder empiezan a echar “toda la carne al asador” pues, el INE recomienda la no injerencia en ese proceso de las autoridades gubernamentales, de ahí que la fracción de MORENA en la Cámara de diputados federales haya aprobado un “decretazo” en el cual se establece que la difusión de ese referéndum revocatorio no se considere propaganda gubernamental, así se habilitaría incluso a las instancias gubernamentales para ejercitar ese propósito. La dudosa procedencia legal de ese Decreto seguramente será motivo de acciones constitucionales ante la Suprema Corte de Justicia. No en el propósito de este comentario calificarlo, sino semblantear los posibles resultados de la consulta. ¿Cuántos ciudadanos acudirán a las urnas? ¿Los votos depositados, alcanzarán para la calidad de revocatorio? En la primera interrogante está la clave de la preocupación gubernamental, no porque haya preocupación por una lluvia de votos abrumadoramente en contra, sino todo lo contrario, es decir, que la participación ciudadana demuestre indiferencia y no acuda a las casillas. El segundo cuestionamiento encuentra respuesta en el número de urnas que serán instaladas. Como se recordará, el INE sufrió un severo recorte presupuestal de 4 mil 930 millones de pesos, insuficientes para enfrentar los gastos que representa organizar una consulta similar al proceso electoral de 2021, cuenta solo con mil 503 millones de pesos, por lo cual, en vez de instalar las 161 mil casillas ordenadas por la Ley, solo se colocarán 57 mil. En 2021, en 161 mil casillas se depositaron 49 millones de sufragios ¿cuántos podrán captarse con solo 57 mil urnas que permite el presupuesto autorizado? La inferencia nos permite deducir la imposibilidad de captar los 38 millones de votos que otorguen calidad de vinculante al resultado. En realidad, en las esferas oficiales lo saben, por lo mismo, la preocupación fundamental radica en el objetivo de captar un mayor número de votos, al menos muy por encima de los acumulados en la consulta de enjuiciamiento a expresidentes, que fue de 6 millones, 663 mil 208 votos, es decir, solo el 7.11% de los empadronados. Luego entonces, la meta debe ser superar esa pírrica votación, aunque de cualquier manera “la culpa la tendrá el INE”. Hugo Chávez lo hizo en agosto de 2004 y perduró hasta su muerte en 2013, y acaso sea de buen fario, porque Evo Morales se “sometió” a un proceso revocatorio en 2008 y perduró hasta 2019. Solo que por eso sea.