Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
Con la inauguración oficial, este lunes del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles —cuyo funcionamiento y despegue aún son una incógnita por la escasez de vuelos, la ausencia de líneas internacionales y la falta de las vialidades rápidas de acceso a la nueva terminal aérea—, las baterías del presidente López Obrador y de la 4T se enfocarán en la siguiente obra faraónica del sexenio a la que le pusieron plazo perentorio, la refinería de Dos Bocas, que trabaja a marchas muy forzadas para tratar de lograr algo que hoy parece imposible: que el complejo refinador esté terminado para ser inaugurado el 1 junio de este año, según se comprometió el presidente.
Hace unas semanas, el 3 de marzo, compartí en mi cuenta de Twitter @SGarcíaSoto, una foto aérea tomada ese mismo día de las obras de Dos Bocas, tomado por un piloto que sobrevoló ese día la zona en helicóptero. Con edificios e instalaciones aún en obra negra y un intenso movimiento de obreros y maquinaria, pregunté en ese tuit si a partir de lo que se veía en esa imagen, los tuiteros creían que la refinería de Dos bocas iba a estar terminada para junio, en cuatro meses, para que López Obrador la inaugurara, tal y como ha prometido en varias ocasiones públicamente el presidente, quien se propone poner en marcha su complejo refinador justo el primer día de junio, cuatro días antes de las elecciones para gobernador que habrá el 5 de junio en seis estados de la República.
Una hora y media después de que subí esa foto, me contestó la secretaria de Energía, Rocío Nahle y, citando mi tuit, escribió desde su cuenta de Twitter: “Estamos trabajando muy duro miles de mexicanos para lograrlo y marcar un récord mundial. Gracias por preguntar”. Nahle, que ha sido la encargada de esa obra desde su arranque el 3 de junio de 2019, y que ha empeñado, además de su palabra, casi todo su papel como titular de la política energética, intenta cumplirle al presidente porque sabe que si logra algo que la mayoría de expertos y constructores han calificado de imposible, tendrá garantizado su boleto para la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz en 2024.
En tres años el costo de la Refinería de Dos Bocas se ha incrementado por las prisas y la premura con la que se construye la obra. Aunque el costo oficial que se proyectó en 2019 es de 8,900 millones de pesos, en una reciente investigación de Bloomberg News, se estimó, con base en información interna de fuentes gubernamentales que citaba el sistema de noticias financieras, que el costo real sería de 12,500 millones de pesos, un 40% más de lo proyectado, a partir del intenso ritmo de incremento de gasto que ha tenido la obra, con la intención de llegar a la fecha comprometida.
Pero aún si la secretaria Nahle lograra establecer su “récord mundial”, la presión y las prisas para construir un proyecto del tamaño de Dos Bocas también han hecho que la titular de Energía vaya arrastrando una serie de señalamientos por favoritismos y presuntos tráficos de influencias en la asignación de los contratos millonarios para varias partes de la obra, en donde aparecen nombres de contratistas y empresas que tienen vínculos personales y afectivos con la funcionaria.
Es el caso de un empresario de Veracruz, entidad de origen de la secretaria de Energía, quien ha sido señalado en varias ocasiones por su amistad y compadrazgo con el esposo de la funcionaria y con la familia, Juan Carlos Fong, dueño de Construcciones y Reparaciones del Sur, un empresa con sede en la ciudad de Coatzacoalcos, quien pasó de ser una pequeña constructora con obras locales para Pemex, a tener varios contratos millonarios en la refinería Dos Bocas, a pesar de tener un historial de incumplimientos.
Juan Carlos Fong Cortés, además de presumir su cercana amistad con José Luis Peña Peña, esposo de Rocío Nahle, también hace gala de la estrecha amistad que su esposa, Martha Carrillo, tiene desde hace décadas con la titular de la Sener. Eso ha provocado que entre las empresas que participan en Dos Bocas haya la persistente queja del favoritismo que se tiene por Fong. Fuentes que pidieron el anonimato, relataron que el empresario negoció con la empresa CI Heavy para acceder al paquete T4, y a cambio recibió un contrato para fabricar la mitad de los tanques de almacenamiento contemplados en el proyecto del complejo. Ese contrato tiene un costo de 4 mil 900 millones de pesos, distribuidos entre siete empresas.
Construcciones y Reparaciones del Sur llegó a la obra siendo parte del consorcio Huerta Madre, el cual realizó el desmonte y dragado del terreno para la construcción de la refinería, y que como le comenté en esta columna el 19 de mayo de 2020, se constituyó siete días antes de que se le entregara ese contrato por 4 mil 968 millones de pesos. Pero después de eso, Fong ha recibido por contrataciones vía adjudicación directa alrededor de 4 mil 600 millones de pesos, pues lo mismo construye vialidades, como edificios y recientemente se le asignó la construcción del gasoducto que irá de Cactus, Chiapas, a la refinería de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, con lo que se espera surtirla de gas.
Los contratos asignados a la empresa del señor Fong pueden ser consultados en las plataformas del gobierno federal, mientras que otros forman parte de la revisión de la cuenta pública de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), que encontró inconsistencias en al menos tres contratos asignados a Construcciones y Reparaciones del sur, como son: el número PTI-ID-VIA-001-2020, contrato para construir las Vialidades de la refinería en Dos Bocas, por 640 millones de pesos. El número PTI-ID-CRM-001-2020, contrato para la edificación de la residencia de obra y área de salvaguardia de la refinería en Dos Bocas, por 261 millones de pesos. Y también el número PTI-ID-CEA-001-2020, contrato para la construcción del edificio administrativo y áreas complementarias de la refinería en Dos Bocas, por 711 millones de pesos.
Pero el contrato para construir el gasoducto de 69 kilómetros que surtirá de gas a Dos Bocas, y cuyo costo se estima en más de mil millones de pesos, aún no aparece en ninguna versión pública, aunque los emblemas de Construcciones y Reparaciones del Sur ya se pueden apreciar a lo largo de toda la obra. El auge inusitado que está teniendo la empresa de Juan Carlos Fong se puede apreciar en distintas páginas para buscadores de empleo, en la que la compañía constructora busca reclutar ingenieros de obra y otros empleos para el gasoducto, la construcción de tanques de almacenamiento, así como de la nave industrial y oficinas en la refinería Dos Bocas.
La sola relación cercana de Fong con el esposo de la funcionaria federal, y el hecho de que haya evolucionado de ser una pequeña compañía de Coatzacoalcos, que pasó de tener obras pequeñas e incluso de ser inhabilitada por la Función Pública en 2004 por presuntamente haber “inflado precios” en los contratos para reparar el derrame de combustible del oleoducto de Teapa, a haber recibido miles de millones de pesos en adjudicaciones directas en la construcción de Dos Bocas, debería ser motivo de al menos una investigación en un gobierno que dice que el que el tráfico de influencias “es cosa del pasado”… Escalera doble. Bien comienza la semana.