La inocencia política de Xóchitl Arbesú fue el «motivo personal» por el cual tuvo que dimitir de su cargo como titular de la Secretaría de Turismo de Veracruz, a donde llegó con nula experiencia en el ramo y a la cual prácticamente no aportó más que momentos de pena ajena, como aquel en que zapateó de manera desangelada en la Feria Internacional de Turismo en Madrid o cuando extendió una invitación a turistear a las playas… de Papantla y Poza Rica.
Desde antes de la situación de pandemia, lo cual fue un duro golpe, su desempeño gris abonó a establecer una condición de turismo «de jícama y horchata», que, esperamos, el nuevo titular de la dependencia revierta para poder generar importantes derramas económicas explotando los grandísimos atractivos de Veracruz de manera adecuada.
Muchos esperaban desde hace tiempo la salida de Arbesú, a quien se le tuvo mucha paciencia para ver su despunte, pero esa fotografía sonriente junto a la alcaldesa del puerto de Veracruz dada su vinculación al yunismo, parece no haber caído muy bien en Palacio de Gobierno y fue el detonante para que «por motivos personales» su barco tome otro rumbo.